Comunidad Católica de Alianza integrada por familias en el seno de la Renovación Carismática
El Espíritu de Dios pronuncia estas palabras sobre nosotros: “Tú eres mi amada/o”. Las prisas, el estrés, la superficialidad… no nos dejan llegar a encontrarnos con Dios en profundidad.
Celebremos con agradecimiento nuestra condición de seres amados, elegidos y bendecidos por Dios. Abandonemos la amargura, la queja, el pesimismo… y dejémonos llenar de gratitud, bondad, comprensión y entrañas de misericordia.
Bendecir es “decir bien”. Bendecir es afirmar. La bendición produce aquello que dice. Bendecir y ser bendecido son los dos extremos del mismo hilo. La bendición no es halago ni adulación. Nos protege de la adulación y del vituperio, del fracaso y del triunfo, y nos pone en nuestro sitio frente a Dios. Nos pone en nuestro sitio frente a nosotros mismos, que somos cambiantes de humor.
Dos sugerencias:
1. ¡Ora! Escucha la bendición que Dios pronuncia sobre ti cada día.
2. Siente la presencia de Dios en los pequeños detalles.
Llamados por Jesús el Señor a vivir en el Espíritu, siendo testigos de que Él vive y actúa aquí y ahora, nuestro propósito es que cada familia sea fortalecida en su vida de fe, apoyada en su proceso de construcción humana e impulsada a ser sal y luz en medio del mundo.