Comunidade Caná

Comunidad Católica de Alianza integrada por familias en el seno de la Renovación Carismática

Formación ~13~


   ¡Es hora de resucitar a la familia! El mundo la da por muerta; pero Dios ha puesto en ella todo el poder de su Espíritu Santo para unir y perdonar, para restaurar y curar, para amar... Estas enseñanzas han sido transmitidas en Encuentros de Familias a lo largo y ancho de nuestro país. Son sencillas e inspiradoras.

   ¡Porque es tiempo de Dios para la familia! El futuro de la Iglesia y de la humanidad depende de la Familia. ¡De mi familia! "¡A la obra, que Yo estoy con vosotros y en medio de vosotros se mantiene mi Espíritu!  ¡No tengáis miedo!" (Ag 1, 5). Él hará en nosotros lo imposible por el poder de su Espíritu. ¡Sabemos de quién nos hemos fiado! ¡Ánimo y a la tarea!



FAMILIA, ¡vive la ALEGRÍA de la ESPERANZA!

¡No tengáis miedo de ser alegres! No tengáis miedo a la alegría. La alegría que nos da el Señor cuando lo dejamos entrar en nuestra vida. Dejemos que Él entre en nuestra vida y nos invite a salir de nosotros a las periferias de la vida y anunciar el Evangelio. No tengáis miedo a la alegría. ¡Alegría y valentía! (Papa Francisco, Ángelus 7 de julio de 2013)

Todo empieza con la luz. Dios creó la luz… y vio Dios que era buena. Ella es el anticipo de Cristo, Luz del mundo. “Yo soy la luz del mundo y el que me sigue no camina en tinieblas”. El juicio consiste en esto: que la LUZ vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas.

Vamos en busca de la luz, para ser iluminados y embellecidos, ser colmados de dulzura espiritual, ser revestidos de santidad, adquirir la sabiduría y rebosar, finalmente, de una alegría divina que se extiende a todos los días de nuestra vida presente.

Finalmente, la alegría. Es el fruto final del Espíritu, después de la fe, la esperanza  y el amor. El secreto del cristiano es la alegría. La Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” (EAEG) es, en su introducción (18 puntos), un derroche de Invitación a la alegría.

  • Ø  Alegría que se renueva y se comunica.
  • Ø  Alegría de la que nadie está excluido.
  • Ø  Alegría preanunciada en el AT.
  • Ø  Alegría que aparece desbordante en el Evangelio.
  • Ø  Alegría que nuestra sociedad no puede engendrar y que llama placer o bienestar.
  • Ø  Alegría  dulce y confortadora de evangelizar.

3 lugares de ESPERANZA y ALEGRÍA

Dios no ha querido dejarnos solos, pues Él mismo, después de crear a Adán dijo: “No es bueno que el hombre esté solo”. El que nos creó sabe que estamos hechos para la comunión. Por eso ha creado tres lugares que nos acompañan a lo largo de la vida, nos sacan de la soledad y nos abren horizontes a la esperanza.


1º/ EL CORAZÓN QUE HA ACOGIDO LA LUZ

Cada uno de nosotros,  bautizado, que se ha dejado seducir por Cristo y lo acepta como Señor y Salvador de sus vidas.
Así nuestro corazón deja de ser un desierto, y se convierte en un lugar habitable. Un corazón de carne, capaz de amar y de acoger al otro. Por eso es tan importante el Encuentro y el reencuentro con CRISTO.

“Sólo gracias a ese encuentro –o reencuentro- con el amor de Dios, que se convierte en feliz amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada y de la autorreferencialidad. Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos  lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí está el manantial de la acción evangelizadora. Porque si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?” (nº 8 EAEG)


2º/ LA FAMILIA

La familia es “la casa del amor”. Sin la familia el amor no tiene casa. Por eso el proyecto de Dios es que todo ser humano que viene a este mundo al nacer, se encuentre con el rostro de un padre y una madre. Se encuentre una comunidad que custodia el amor y la vida. El  proyecto de Dios es que la familia nace del matrimonio entre un hombre y una mujer que libremente han decidido “donarse para toda la vida”. “Uno y una, en todo, para siempre y abiertos a la vida”. Diferentes, hombre y mujer, emprenden un camino donde compartirlo todo, para siempre y que les lleva a ser fecundos para el mundo”.
La familia es un lugar tan precioso que se ve sometido a la prueba y el demonio, el engañador, el mentiroso, el acusador desde el principio… busca este lugar para tentar. “No caigáis en  la tentación del desánimo” “No nos dejemos robar la esperanza”.

“La familia atraviesa una crisis cultural profunda, como todas las comunidades y vínculos sociales. En el caso de la familia, la fragilidad de los vínculos se vuelve especialmente grave porque se trata de la célula básica de la sociedad, el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros, y donde los padres transmiten la fe a sus hijos. El matrimonio tiende a ser visto como una mera forma de gratificación afectiva que puede constituirse de cualquier manera y modificarse de acuerdo con la sensibilidad de cada uno. Pero el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad supera el nivel de la emotividad y del sentimiento amoroso efímero. Se basa en el compromiso, asumido por los esposos que aceptan entrar en una unión de vida total” (nº 66 EAEG).

Dice el Papa Francisco sobre la tentación:
"La tentación, ¿de dónde viene? ¿Cómo actúa dentro de nosotros? El Apóstol nos dice que no viene de Dios, sino de nuestras pasiones, de nuestras debilidades interiores, de las heridas que ha dejado en nosotros el pecado original: las tentaciones vienen de allí, de estas pasiones.
La tentación tiene tres características: crece, contagia y se justifica.
Comienza como si nada, y crece… El mismo Jesús decía esto, cuando habló de la parábola del grano y de la cizaña: el grano crecía, pero también la cizaña sembrada por el enemigo. Y la tentación crece: crece, crece… Y si uno no la detiene, ocupa todo”.

> ¿Qué es la tentación? Fue una de las primeras preguntas teológicas de nuestro hijo Martiño, a los 5-6 años. ¿Por qué nos preguntas esto? Porque en el Padrenuestro siempre decimos “no nos dejes caer en  la tentación”.

La vida familiar nos envuelve frecuentemente en una cotidianidad gris que nos hace perder la mirada en los grandes horizontes y nos encierra en los problemas. Éstos se vuelven queja, carga y reproches o silencios estériles y condenatorios o violencia y resentimientos y poco a poco perdemos la esperanza. La luz a la que estamos llamados se va haciendo más tenue. Poco a poco la tentación que comienza como si nada y crece, nos hace caer en ella, y nos roba la esperanza, nos roba la imagen de la familia que Dios tiene grabada en su corazón y nosotros también tenemos grabado en el nuestro.
  • No renunciemos a una fe vivida en familia.
  • No renunciemos a la oración conyugal.
  • No renunciemos a ejercer una verdadera paternidad y maternidad quedándonos sólo en ser proveedores de nuestros hijos.
  • No nos dejemos robar la belleza, la bondad, la verdad de nuestra vida matrimonial y familiar. COMUNIDAD DE VIDA Y AMOR.
  • No renunciemos a los deseos que están inscritos en nuestro corazón y de los cuales sentimos nostalgia.

3º/ LA IGLESIA

No os dejaré solos, por eso además de la familia Dios nos regala una FAMILIA MÁS GRANDE, su propia familia. La comunidad de los creyentes, el pueblo de Dios, pueblo de redimidos. Nos regala a la Iglesia. También llamada comunidad de comunidades o esposa del cordero.

“En esta época y en todo lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvando al mundo mediante la pobreza de Cristo, el cual se hace pobre en los SACRAMENTOS, en la PALABRA y en su IGLESIA, que es un pueblo de pobres. La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza, personal y comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo.
A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza: la miseria es la pobreza sin confianza, sin esperanza” (Carta cuaresmal 2014. Papa Francisco)

La lectura de la “Evangelii Gaudium”  nos puede ayudar mucho a vernos dentro de la Iglesia, ver nuestras inercias, nuestra falta de ilusión, nuestros pesimismos, a veces cierto olor a “ya me lo sé todo” o a “ya hago bastante” El papa Francisco habla de que aún cristianos de fuertes convicciones caen en un estilo de vida cargado de contradicciones.
Hoy es “tiempo de salvación”, tiempo de renovar nuestro amor a la Iglesia. Tiempo de sanación de nuestras heridas, muchas de ellas, las más dolorosas, nos las hemos hecho entre nosotros.

El segundo capítulo de la EAEG se titula “En la crisis del compromiso comunitario”. El Papa Francisco nos presenta los desafíos que tenemos por delante y que están para ser superados.

“A los cristianos de todas las comunidades del mundo quiero pediros especialmente un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente. Que todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis” (nº 99 EAEG)

Y es en este capítulo donde el Papa va haciendo un recorrido por nuestras miserias como Iglesia y hace resonar siete gritos o deseos:

1.    No nos dejemos robar el entusiasmo misionero
2.    No nos dejemos robar la alegría evangelizadora
3.    No nos dejemos robar la esperanza
4.    No nos dejemos robar la comunidad
5.    No nos dejemos robar el Evangelio
6.    No nos dejemos robar el ideal del amor fraterno
7.    Seamos realistas, pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega esperanzada.

           ¡No nos dejemos robar la fuerza misionera!

La fe no es algo reducido a lo privado, a una religión intimista y gratificante, encerrada en tu propio corazón. Tampoco se reduce al ámbito familiar, ni se realiza únicamente recorriendo sólo el camino de casa al templo.
La casa tiene que tener puertas y ventanas abiertas para entrar y salir. El Evangelio debe recorrer y ocupar tres espacios: la casa, el templo y la ciudad. Así se va extendiendo el anuncio del Evangelio y se va creando un tejido cristiano.
Por eso el Papa, desde la primera página de su EAEG hasta la última, habla de la evangelización. Y uno de sus verbos preferidos es el verbo “salir”.
Estamos asistiendo a una transición que es el paso del tiempo de la cristiandad al tiempo de la fe como una opción libre y minoritaria que debe ser suscitada y propuesta de nuevo. Esto es la nueva evangelización. Nuevo ardor, nueva expresión, nuevos métodos.

La Iglesia nace para la evangelización. Es un don que viene de la cruz de Cristo, de aquel costado abierto, de aquella sangre y agua. El amor de Cristo tiende a expandirse y a alcanzar a todas las criaturas, «especialmente a las más necesitadas de su misericordia».
La evangelización cristiana no es conquista, no es propaganda; es el don de Dios para el mundo en su Hijo Jesús. Es dar a la Cabeza la alegría de sentir la vida fluir desde su Corazón hacia su Cuerpo, hasta vivificar a sus miembros más alejados.

Tenemos que hacer todo lo posible para que la Iglesia nunca se convierta en ese castillo complicado y sombrío descrito por Kafka, y el mensaje pueda salir de ella tan libre y feliz como cuando comenzó su carrera.
Sabemos cuáles son los impedimentos que pueden retener al mensajero: los muros divisorios, como los que separan a las distintas Iglesias cristianas entre sí, la excesiva burocracia, los residuos de los ceremoniales, leyes y controversias del pasado, convertido ya en escombros.
En el Apocalipsis, Jesús dice que Él está a la puerta y llama (Ap 3, 20). A veces, como señaló nuestro Papa Francisco, no llama para entrar, sino que toca desde dentro para salir. Salir a las «periferias existenciales del pecado, del dolor, de la injusticia, de la ignorancia e indiferencia religiosa, y de todas las formas de miseria».
                       
  
     Hemos visto los tres lugares para la ESPERANZA que Dios nos ofrece. Y la esperanza no defrauda, porque el Amor de Dios… (Rom 5, 5) ¿Por qué miras para otro lado? (para tu pecado y el de los otros). Mira el COSTADO ABIERTO. Mira el SEPULCRO VACÍO. Mira al que está sentado en el trono y al CORDERO... Y  no mires para otro lado. Mira la HERENCIA que Él te ha preparado.

  1.   ¡EMPIEZA por TU familia!
  2.   ¿Qué hace JESÚS cuando ENTRA en una FAMILIA?
  3.   La FAMILIA educa sobre 3 PILARES
  4.   Nuestros HIJOS e HIJAS
  5.   La TRANSMISIÓN de la FE en FAMILIA
  6.   TU familia, un LUGAR para CRECER
  7.   CASA y... Éxodo
  8.   Llamados a ser FECUNDOS
  9.   La FAMILIA, LUZ para el MUNDO
  10.    Vivir la ALEGRÍA del AMOR en la FAMILIA