Comunidade Caná

Comunidad Católica de Alianza integrada por familias en el seno de la Renovación Carismática

Formación ~3~


   ¡Es hora de resucitar a la familia! El mundo la da por muerta; pero Dios ha puesto en ella todo el poder de su Espíritu Santo para unir y perdonar, para restaurar y curar, para amar... Estas enseñanzas han sido transmitidas en Encuentros de Familias a lo largo y ancho de nuestro país. Son sencillas e inspiradoras.

   ¡Porque es tiempo de Dios para la familia! El futuro de la Iglesia y de la humanidad depende de la Familia. ¡De mi familia! "¡A la obra, que Yo estoy con vosotros y en medio de vosotros se mantiene mi Espíritu!  ¡No tengáis miedo!" (Ag 1, 5). Él hará en nosotros lo imposible por el poder de su Espíritu. ¡Sabemos de quién nos hemos fiado! ¡Ánimo y a la tarea!


La FAMILIA educa sobre 3 PILARES

     Estos tres pilares son el amor, la autoridad y el alimento. El amor y la autoridad  constituyen dos pilares inseparables.
      La manera de educar a los hijos hoy se basa en lo afectivo y se parte de la base de que esto es suficiente. Consecuencias: una superprotección que no deja crecer; un miedo grande de los padres a que los hijos sufran; vivir la paternidad y maternidad como si consistiera en ser proveedores de los hijos, en darles cosas. 
       El amor (ternura) debe de tener también la otra parte (firmeza, autoridad). Estos dos elementos están simbolizados por la madre (el cariño) y por el padre (la firmeza). Hace años, cuando un hijo hacia algo muy grave la madre solía decir: "Ya es un tema de tu padre..." La madre acometía las tareas y esfuerzos cotidianos; pero para algo mayor había que contar con el padre. Él ponía una impronta más firme. Esta tarea de amor y autoridad debe ser realizada por ambos. A veces la madre es más firme en algunos temas y el padre más permisivo y lo contrario. Lo importante aquí no es estar de acuerdo en todo, sino no quitarse la autoridad uno al otro. 

AMOR significa: 
  • Valorar: El valor de la vida es sagrado. Cada persona es única. No se debe educar a todos igual. No todos los hijos necesitan lo mismo. 
  • Aceptar: En lo profundo el corazón de los padres debe haber una aceptación que no es resignación y es algo activo. 
  • Acompañar: Cada edad exige una manera de acompañar. 
  • Estar: Presencia activa. No llega con estar en casa sin más. La presencia tiene que ser significativa, porque se dialoga, se interrelaciona, se comunica. 
  • Manifestar: Expresar el cariño, la cercanía, los sentimientos...
AUTORIDAD supone: 
  • Firmeza: Es la cualidad por la que los padres mantienen su autoridad y sus criterios en función del amor. Es la autoridad que da el saber que estamos pidiendo y haciendo lo mejor para el hijo. 
  • Fortaleza: La virtud que nos hace superar dificultades y tomar decisiones difíciles, como negar cosas al hijo aunque podamos dárselas económicamente. 
  • Disciplina: Esta palabra viene de discípulo. Sin ella no hay educación y el niño/a no llega a ser persona; queda a merced de sus caprichos y deseos. 
  • Hábitos: Las acciones repetidas crean hábitos. Ya no nos cuesta hacer esto o aquello porque estamos habituados. Hoy los hábitos sólo se trabajan para temas de aseo personal, alimentación, salud... pero no se fomentan hábitos de buena educación o de virtudes sociales, de servicio a los demás.
  • Orden: Es un elemento que lo envuelve todo. Hay que favorecer el orden en todos los aspectos: casa, comidas, estudio, cosas... El orden exterior configura un orden interior. Hay hijos que son ordenados por naturaleza y no cuesta en este aspecto su educación. Cuando el hijo es desordenado hay que tener mucha constancia para inducirle y exigirle unos mínimos de orden
No llega con estos dos pilares... Es necesario el ALIMENTO (o ALIENTO) como tercer pilar: 
  • Enriquecer: Estar siempre dando alimento. Y aquí es necesario el alimento cultural y espiritual. Siempre inculcando deseos de aprender y de ser virtuoso. Este verbo tiene que ver con nuestras conversaciones, libros, personas con las que nos relacionamos y que nos van enriqueciendo. 
  • Estimular: Fundamental en los hijos de poco carácter y pusilánimes. Es una actividad muy importante dentro del ámbito familiar que nos ayuda a seguir adelante, a no cansarnos y desarrollar la virtud de la perseverancia. El padre estimula a la madre; la madre al padre. Los padres a los hijos; los hijos a los padres; los hermanos entre sí. 
  • Impulsar: Muy cerca del verbo anterior. Impulsar es ayudar a levantarse. Apoyar las iniciativas buenas. Es fundamental para vivir la vida como algo dinámico, siempre en camino para conseguir nuevos logros. Sacar lo mejor de cada uno. Esta actividad es importante primero entre los esposos. Si los hijos ven que el padre impulsa y apoya a la madre para que desarrolle sus capacidades -y viceversa-, entonces esta actitud contagia a los hijos. 
  • Ilusionar: Las ilusiones, si se afianzan en la persona, se convierten en algo más que ilusiones; se convierten en sueños realizados, en esperanzas renovadas, en alegrías para toda la familia. La edad nos va haciendo perder ilusiones. Los niños nos hacen recuperar la ilusión.
  • Disfrutar: En familia debemos vivir cosas juntos que nos hagan disfrutar de la vida.  Ver una película, paseos, fiestas, vacaciones... Aquí tenemos toda una tarea que tiene que ver con la fiesta. Celebrar es algo esencialmente comunitario y se aprende  en la familia.
Javier y Montse, Comunidade Caná 

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  3.   La FAMILIA educa sobre 3 PILARES
  4.   Nuestros HIJOS e HIJAS
  5.   La TRANSMISIÓN de la FE en FAMILIA
  6.   TU familia, un LUGAR para CRECER
  7.   CASA y... Éxodo
  8.   Llamados a ser FECUNDOS
  9.   La FAMILIA, LUZ para el MUNDO
  10.    Vivir la ALEGRÍA del AMOR en la FAMILIA