Itinerario de NOVIOS
El PAPA nos MUESTRA el CAMINO
El Papa Francisco, en la Audiencia General del 24 de octubre de 2018, nos ha señalado explícitamente la dirección a seguir:
- «No se puede definir como “preparación al matrimonio” a tres o cuatro charlas dadas en la parroquia».
- «La responsabilidad de quien hace esto cae sobre el párroco y sobre el obispo que permite estas cosas».
- «La preparación debe ser madura y exige tiempo. No es un acto formal. Es un sacramento. Por lo tanto, se debe preparar con un verdadero catecumenado, porque se juega toda la vida en el amor, y con el amor no se juega».
Desde esta perspectiva apuntada por el Papa Francisco hemos preparado, en nuestra Archidiócesis de Santiago de Compostela, el ITINERARIO para NOVIOS sin fecha de boda.
“El noviazgo es el tiempo en el cual los dos están llamados a realizar un trabajo bello sobre el amor, un trabajo partícipe y compartido, que va en profundidad. Se descubre poco a poco el uno al otro, es decir, el hombre ‘aprende’ acerca de la mujer de esta mujer, su novia; y la mujer ‘aprende’ acerca del hombre de este hombre, su novio. No subestimemos la importancia de este aprendizaje: es un compromiso bello, y el mismo amor lo solicita, porque no es solamente una felicidad despreocupada, una emoción encantada. Este tiempo puede convertirse de verdad en un tiempo de iniciación... ¿A qué? A la sorpresa de los dones espirituales con los cuales el Señor, a través de la Iglesia, enriquece el horizonte de la nueva familia que se dispone a vivir en su bendición. Ahora les invito a rezar a la Sagrada Familia de Nazaret: Jesús, José y María. Recen para que la familia realice este camino de preparación; recen por los novios. Recemos a la Virgen todos juntos, un Ave María para todos los novios, para que puedan entender la belleza de este camino hacia el Matrimonio.”
(Papa Francisco en la Plaza de S. Pedro, 27 de mayo de 2015)
1. ¿Qué es el noviazgo?
2. La vocación al amor: sentimiento - decisión - mandato - arte.
3. Hombre y mujer nos creó.
4. Estamos enamorados: etapas para un camino juntos.
5. Crecer en el amor: creando un proyecto común.
6. ¿Es posible amar para siempre? Un triángulo, tres vértices.
7. La sexualidad: don al servicio del amor.
8. Dos palabras interesantes: placer y felicidad.
9. ¿Qué nos hace falta para casarnos?
10. El sacramento del matrimonio.
11. La comunicación, ¿misión imposible?
12. Preparar la ceremonia.
13. Vida matrimonial: claves para el camino.
14. El don de la vida: la fecundidad del
matrimonio.
15. Familia, comunidad de vida y amor.
ESTRUCTURA de cada sesión (90 min)
- Presentación
- Lectura orante y progresiva 1Cor 13
|
15 min
|
- Desarrollo del
tema
|
40 min
|
- Preguntas para los grupos o parejas
- Compartir sobre las respuestas
- Oración final / Celebración
|
35 min |
Rialdarca, itinerario para NOVIOS
Un sendero de poco más de un kilómetro, para personas de cualquier edad
1. ¿Qué
es el noviazgo?
ORACIÓN
“El amor es paciente, es servicial, el amor
no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca
su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la
injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo
lo espera, todo lo soporta.” (1Co 13, 4-7)
La
Palabra de Dios es una fuente inagotable que da luz y fuerza para el camino. En
este itinerario de novios vamos a empezar cada sesión con la lectura del “Himno
al amor” que escribe San Pablo a la comunidad de los Corintos. Es un texto que se
lee en muchas bodas.
En la
Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia”, el Papa Francisco la ha incorporado,
comentando cada una de los adjetivos y expresiones sobre el amor. Nos ayudará,
por un lado, a rescatar el significado verdadero de la palabra amor y, por otro, a aplicarla a nuestra
vida real y cotidiana.
En este
texto de la Palabra de Dios vamos a escuchar palabras que nos impulsan en ese
camino juntos que hemos iniciado y nos dan pistas para que no se quede en la
mediocridad, sino que sea un “camino mejor”. Dios nos ha creado por amor y para
el amor y nuestro corazón tiene ansias de plenitud y eternidad.
REFLEXIÓN
El
sentido de la vida
La vida de
cada ser humano tiene un sentido. El que nos creó por amor, nos ha elegido para
un proyecto de vida con sentido. Un camino que tiene una meta, que se dirige
hacia algún lugar. Venimos de Dios y
vamos hacia Dios.
Lo
importante no es lo que haces o lo que te sucede; sino el propósito, el sentido
de tu vida. El sentido de la vida es lo que llamaríamos vocación. ¿Tú,
para que vives?
- PARÁBOLA de los 3 TRABAJADORES -
En Compostela, durante la Edad Media, a
unos hombres que labraban la piedra en la Praza do Obradoiro les
preguntaron un día:
- ¿Qué está usted
haciendo?
- Ya lo ve, estoy picando
piedras como un condenado -contestó el primer hombre sin levantar la vista-.
- ¿Y usted? -le
preguntaron al segundo-.
- Estoy trabajando
como un esclavo para levantar un muro -contestó alicaído-.
- ¿Y usted que hace? -interrogaron
al tercero-.
- ¿Yo? -dijo sonriendo
con un rostro iluminado y la piedra entre sus manos- ¡Estoy construyendo
una catedral!
- 1º
TRABAJADOR: Apatía-no sentido-indolencia.
- 2º
TRABAJADOR: Funcionalidad-inmediatez.
- 3º
TRABAJADOR: Sentido: el trabajo, capacidad de construir en el tiempo.
¿Qué es el noviazgo?
Es un proceso de discernimiento, es una
etapa con fecha de caducidad, es un camino para conocernos y descubrir si
podemos construir una historia de amor que resista el paso del tiempo.
Características
de un noviazgo sano
1.
Fuera los
miedos
¿Cuáles
son los miedos?
-
A
que deje de gustarle.
-
Miedo
a que me deje.
-
Miedos
que forman parte de un carácter inseguro.
2.
Una apuesta por
decir la verdad
El miedo a la verdad engendra una postura
superficial que es un virus. La característica del noviazgo así es la
mediocridad, superficialidad, y la actitud de dejar pasar el tiempo. Dará paso
a un engaño mutuo sin darnos cuenta. Dando cada uno/una visión equivocada del
otro.
Ejemplo: ¿Te gusta este vestido? -Sí -No -No tengo opinión.
3.
Fundamentalmente,
hablar mucho
Hablar de todo. Aprender a discutir,
aprender a pelearse. Estos son diferentes aspectos que os pueden ayudar a
profundizar en nuestro diálogo. El objetivo final es ver cuál es la actitud de
fondo que tiene cada uno:
· El yo físico: Hábitos de comer,
beber, descansar, distraerse, dormir, cansancio, nervios, tensiones,
enfermedades, manías, miedos.
· Dinero: Abundancia,
escasez, criterios de uso-abuso, ideas, sentimientos, intenciones,
esperanzas.
· Tiempo: De él y de ella,
empleo o pérdida, agenda y calendario, ritmo personal, planes y prioridades.
· Trabajo: De él y de ella, sentido, finalidad,
metas y objetivos, intenciones y evaluaciones.
· Descanso: Hobbies, lo que
le descansa a él y ella, y lo contrario, lo que estresa, medios, vacaciones,
descanso físico y espiritual.
· Psicología: Lo que define a él
y ella, lo que necesito, sensibilidades, carácter.
· Valores: Aspiraciones,
proyectos, jerarquía de valores, contradicciones que salen a flote en la
relación. Diferentes maneras de vivir unos mismos valores.
· Afectividad: Manifestaciones de
cariño, detalles, cercanía, sexualidad, autocontrol, acogida al otro.
· Espiritualidad: Educación
religiosa de cada uno, experiencias de Dios, nuestra relación personal con él,
el sentimiento de pecado en nuestra vida, la conciencia, el bien y el mal. El
bien, la bondad, la verdad.
· Familia: Nuestro ideal de
familia, hijos, hogar, familias respectivas, celebraciones, compromisos,
carencias, dificultades, culturas diferentes.
4. No dejar los
amigos, no aislarse
Al contrario, es el momento de abrir los
espacios y vidas de cada uno y compartirlos. De ese modo, quedarán al
descubierto los distintos planetas de los que venís, lo que es importante para
cada uno, aquello que no está dispuesto a renunciar.
DIÁLOGO
Tipos
de noviazgo
DINÁMICA:
Repartimos a cada pareja o cada 2 parejas una de las historias de noviazgos.
Las leen y comentan entre ellos; después, nos sirven para dialogar sobre los
tipos de noviazgos…
1. Elena-Pablo (5 años y Elena deja a Pablo).
2. Vanesa-Andrés (12 meses y se casan; siguen juntos
después de 15 años).
3. María-Carlos (12 años de noviazgo. Están preparando la
boda. Si no se casan, acabarán en la rutina de un noviazgo eterno y, cualquier
día, en la ruptura o en la infidelidad, porque llegará la pasión por otro/a que
se les cruza en el camino).
4. Alicia-Manuel (3 años de noviazgo, dos crisis superadas,
viven ya en el compromiso del corazón, se saben el uno para el otro. Uno de sus temas de diálogo es la boda. Están
construyendo un proyecto de familia).
- Elena y Pablo eran una pareja de novios que llevaban 5 años juntos, vivían en una localidad de Galicia. Todo parecía funcionar. Había motivos para no casarse, trabajos precarios, sus sueldos no les daban para plantearse una vida juntos. No hablaban de boda, ni del futuro. Pero un día, Pablo aprobó unas oposiciones. Se abrió un claro de luz en la mente y el corazón de Elena, ¡Ya podemos empezar a hacer proyectos! Él tenía un destino en Madrid. Ella le pregunta: “¿Qué vamos a hacer?” Su respuesta fue: “Nada”. Exactamente nada. Ella insiste, le ofrece -incluso- irse a vivir juntos, sin más compromiso para él. Todo menos quedarse igual. Rotundamente, Pablo le contesta: “O así, o nada”. Elena deja a Pablo. Ella soñaba con algo que Pablo no compartía. Sabemos que sufrió y mucho por este fracaso, para ella, inesperado.
- María y Carlos se conocieron en el Instituto. Llevan 12 años de novios. Su noviazgo transcurrió hasta el año 10,5 con normalidad, según ellos. Sin darse cuenta fueron acomodándose a un estilo de vida en el que estaban bien los dos. Un día, ella se da cuenta de que está enamorándose de un compañero de trabajo. Todo se resquebraja y viven una crisis que les hace “espabilar”. Actualmente están preparando su boda. Se han dado cuenta de que han perdido mucho tiempo y que el noviazgo tiene fecha de caducidad. Han podido experimentar la fragilidad de cada uno. Tienen que hacer un trabajo de reconstrucción, eliminar vicios de solteros... pero se sienten decididos a iniciar la aventura del matrimonio y la familia.
- Alicia y Manuel llevan 3 años de noviazgo. Para ellos es algo serio que implica toda la vida y una decisión importante. No quieren equivocarse. Han superado ya la crisis de realismo. Decidieron seguir para delante conociendo y acogiendo las limitaciones de cada uno. Uno de sus temas de diálogo es su boda. Están construyendo un proyecto de familia.
ORACIÓN FINAL
Señor Dios,
danos
hoy nuestro pan de cada día.
Que
ese amor sea el alimento
que
nos sostiene y fortalece
para
seguir adelante creciendo juntos.
¡Enséñanos
a amarnos, a querernos!
¡Enséñanos
a hacer nuevo cada día nuestro amor!
Ayúdanos
a pedir las cosas por favor.
Ayúdanos
a ser capaces de pedir perdón,
y haz
que seamos siempre agradecidos.
Señor,
danos hoy nuestro amor de cada día.
Amén
CANCIÓN
"Por
ti". Carlos
Seoane.
2. La vocación al amor
ORACIÓN
“El
amor es paciente, es servicial, el amor no tiene envidia, no hace
alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se
irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza
con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”
(1Co 13, 4-7)
El amor
es paciente
El amor
es paciente cuando la persona no se deja llevar por los impulsos y evita
agredir; pero hay tres cosas que se
deben aclarar sobre la paciencia:
- No es
paciencia “dejar que nos maltraten continuamente, tolerar agresiones
físicas o permitir que nos traten como objetos”.
- No es
paciencia “exigir que las relaciones sean celestiales o que las personas
sean perfectas”
- No es paciencia “colocarse en el centro y esperar que se cumpla la propia voluntad”
Las
actitudes pacientes no tienen que ver con la resignación y la espera pasiva, al
contrario son actitudes fuertes y maduras.
- Es
reconocimiento del otro como valioso y digno de ser amado: único, irrepetible y elegido libremente por mí.
- Es misericordia
en los actos que no entiende, que pueden ser mejorables.
- Es acogida a la diferencia, que a veces me incordia, me cuestiona, me hace acelerar o retardar el paso.
REFLEXIÓN
Introducción
Quien no ama no tiene existencia,
No existe, ha muerto.
Quien se deleita en amar,
se levanta de entre los muertos.
Y sólo quien ama está vivo.
Robert
Walser
Este es
el mayor misterio del amor: puede resucitar a una persona de la muerte, romper
corazas y suscitar una vida nueva. En el episodio de la Resurrección de Lázaro,
el amor de Jesús atravesó la piedra bajo la cual yacía Lázaro envuelto en su
mortaja, muerto hacía cuatro días.
El amor
aparta la piedra que está puesta sobre el muerto y le impide vivir. Con
frecuencia es la piedra del endurecimiento interior o la desesperación. Uno
deja de creer en el amor y eso le hace duro y frío. El amor atraviesa la piedra
y hace salir al muerto. El amor entre hombre y mujer puede liberar a los
muertos devolviéndolos a la vida, es una fuente inagotable de vida que es más
fuerte que la muerte.
En la
novela “Crimen y castigo”, del autor
ruso Dostowesky, Sonia, una prostituta ama a Raskólnikov, un asesino y lo sigue
hasta el campo de trabajo de Siberia, esperándolo con su amor. Todos los
presidiarios le cogen cariño a esta mujer débil, que espera a que Raskólnikov
se arrepienta de su crimen y resucite como Lázaro, de entre los muertos. En una
ocasión Sonia le había leído este relato de Lázaro. Finalmente llega este
momento redentor en que el asesino se arrepiente y es resucitado por el amor.
El corazón de uno encerraba infinitas fuentes de vida para el corazón del otro.
Resolvieron aguardar y tener paciencia. A él le faltaban todavía siete años, y
hasta entonces les esperaba todavía mucho sufrimiento pero envuelto en dicha.
Porque él había resucitado ¡Y lo sabía! Este amor es redentor.
¿De qué vive el ser humano?
El
ser humano está hecho para amar y ser amado, si experimenta amor y puede dar
amor. Sin amor la vida se convierte en algo sin sentido.
Sin amor se pueden realizar grandes obras, se puede
llegar a ser una persona famosa y admirada; pero sin amor no se puede vivir de
manera plena. Sin amor la vida resulta fría y vacía.
Esta
verdad está inscrita en nuestro corazón, el sentido de nuestra vida es amar y
ser amados. Sin embargo la realización de esta ley inscrita en el corazón es un
camino que durará toda la vida, porque el hombre y la mujer tenemos que
aprender a amar, a ir sorteando las trampas del amor y a ir superando sus
complicaciones para llegar a una madurez en la vida que nos permita acoger este
tipo de amor y mantenerlo vivo.
Anselm
Grün, monje benedictino que ha estudiado y escrito mucho sobre el amor, nos
invita a habitar en la casa del amor, a
vivir desde el amor y a reconocer el amor como la manera en que nuestra vida
puede ser realmente digna de ser vivida. Reconocer el amor como la verdadera
fuerza capaz de sanar nuestras heridas.
Amar o ser amado… ¿Qué es primero?
"El amor consiste en esto: no en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero a nosotros..."
(1Jn 4, 10)
Cuando
hacemos esta pregunta a un grupo, casi siempre son más los que opinan que
primero es amar ¿De dónde surge esta idea? Claramente, de la falta de sentido
de la gratuidad de la vida recibida. Nuestra mentalidad está contaminada por la
idea de que lo que tenemos lo hemos conseguido nosotros y debemos hacernos
merecedores del amor del otro. Pensamos: “Debo amar para merecer ser amado”.
Al
entrar en nosotros mismos vemos que nuestra vida ha comenzado como un don,
donde todo lo hemos recibido. Acoger esta abundancia de la vida y ser
agradecidos, reconocer el amor que hemos recibido nos hace capaces de amar…
¡Qué distinta perspectiva! ¡He sido amado/a y por eso puedo amar!
Cuatro palabras que definen el amor
La
palabra amor está entre aquellas que
por ser tan usadas tienen el peligro de perder su significado original y pasar
a ser tan polisémicas que se pueda hablar de ellas sin estar hablando de lo
mismo.
Tratemos
de sacar al amor de dos trampas muy comunes: por un lado, la faceta abstracta ( llevaremos el término amor a lo
concreto y cotidiano); por otro,
la faceta meramente romántica, que nos lleva a un amor paralizado en lo
inmediato y que no construye una historia en el tiempo.
- EL AMOR es ante todo un sentimiento mío, que me sobreviene, que se pone en marcha
en mí; pero al mismo tiempo busca siempre una vinculación con un tú, ya
sea una persona, una cosa, la naturaleza o Dios. El amor es un sentimiento que tiende a
unir lo separado, pero al mismo tiempo sabe que debemos seguir siendo
individuos.
- EL AMOR no
es solo un sentimiento que me mueve y me puede dominar, sino que es
también una decisión. El
sacerdote pregunta a los novios antes de la celebración de la boda:-
¿Estáis dispuestos amaros y respetaros todos los días de vuestra vida? No
podemos prometer un sentimiento, hacemos una promesa en base a nuestra
voluntad, que ha decidido que nos vamos a querer.
- EL AMOR es un mandamiento. “Amaos unos a
otros”. Solo hay futuro si nos amamos… Dios ha tomado la iniciativa en el
amor y este mandato viene de Él que lo ha inscrito en nuestros corazones
por el Espíritu Santo. No es un mandamiento externo a lo que nos dice
nuestro corazón. Lo llevamos grabado en nuestro corazón. Amad porque así
seréis felices.
- El AMOR es un arte. Nos dice el Papa
Francisco que es una alianza
artesanal, exige de habilidad, paciencia, cuidados, ternura y se va desarrollando
esta obra de arte en el tiempo.
DIÁLOGO
Repartimos
estas afirmaciones y, después de unos minutos de reflexión, cada pareja las va
expresando en voz alta y comenta si cree que es VERDADERA O FALSA.
- EL AMOR VERDADERO AFIRMA AL OTRO, PERO NO FUSIONA.
- EL AMOR NO ES SOLO UN SENTIMIENTO.
- SI ALGUIEN ME AMA DE VERDAD NO ME HARÁ SUFRIR.
- EL AMOR ES INTERESADO.
- EL AMOR ES DESINTERESADO.
- EXISTEN ENFERMEDADES DEL AMOR QUE DESTRUYEN A LA PERSONA.
- EL ÉXITO EN EL AMOR DEPENDE DE LA SUERTE.
- EL AMOR HUMANO TIENE FECHA DE CADUCIDAD. NO EXISTE EL AMOR ETERNO.
- EL SER HUMANO ES UN SER COMUNITARIO, CREADO PARA AMAR Y SER AMADO.
- PRIMERO ES AMAR; DESPUÉS, SER AMADO.
Conclusiones:
·
La vida tiene sentido por el amor y para el amor.
·
Todo comienza porque he sido amado.
·
Toda la vida es un aprendizaje del amor.
·
El amor es un sentimiento.
·
El amor es una decisión.
·
El amor es un arte.
·
El amor es un mandamiento.
ORACIÓN FINAL
Señor,
ven con nosotros y danos fuerzas
para trabajar cada día en el amor,
para caminar juntos con alegría y esperanza.
La alianza del amor del hombre y la mujer no se
improvisa,
sino que se aprende y nos va haciendo mejores
personas.
Ayúdanos a cultivarlo cada día.
Ayúdanos a ser testigos del amor y de la felicidad
en nuestras vidas.
Amén
LIBROS
- “El arte de amar” de Erich Fromm.
- “Habitar en la casa del amor” de Anselm Grün.
PELÍCULA
- “Blanco como la nieve, rojo como la sangre” dirigida por Giacomo Campiotti.
3. Hombre y mujer nos creó
ORACIÓN
“El
amor es paciente, es servicial,
el amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza,
no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se
alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1Co 13, 4-7)
El amor es servicial
Dice Jesús: “No he venido a que me sirvan, sino a servir”. Él ha utilizado este
verbo que nos puede hacer entrar de lleno en lo que significa amar. El refrán
popular dice: “Obras son amores, y no buenas razones”. El amor no es solo un
sentimiento, no es solo buenos propósitos. Hay que comprenderlo en el sentido
que tiene el verbo “amar” en hebreo: “hacer
el bien”.
El amor es una actividad que va en la
dirección de buscar el bien del amado. Ya no soy yo mismo el centro, sino el
otro/a, la persona que he elegido libremente. Es importante pararnos en la
palabra bien. No estamos hablando
solo de un bienestar.
A través de estas palabras: paciente,
servicial, vamos saliendo del ámbito de instrumentalizar al otro, donde tantas
veces se sitúa la palabra amor.
REFLEXIÓN
Hombre y mujer nos
creó
El
primer libro de la Biblia es el Génesis.
Este libro nos relata la Creación. En nuestra mente permanecen grabadas
imágenes de la Historia Sagrada: el Paraíso, Adán, Eva, la serpiente… Muchas
veces, las hemos dejado en un estado infantil; sin embargo, son muy importantes
para comprender que venimos de Dios y
vamos hacia Dios. El hombre postmoderno ha perdido este sentido de
pertenencia que para el creyente es fundamental: soy una persona creada por
Dios, salida de sus manos.
Dios ve la Tierra como un caos y, a
través de su Palabra, empieza a crear y poner orden: luz, astros, océanos,
tierra, plantas, animales. Pero hay un momento en que se detiene y parece
consultar con alguien: “Creemos al hombre
a nuestra imagen y semejanza”. Entonces, coge barro y modela a Adán.
Después sopla sobre él su aliento de vida, su Espíritu. Le da un trabajo: poner
nombre a todos los elementos de la Creación. Adán se pasea y ve las cosas,
plantas y animales; pero no se reconoce en nada de lo que ve…
Entonces, Dios pronuncia una sentencia
clara y sencilla: “No es bueno que el
hombre esté solo”. Efectivamente, porque la persona humana ha sido creada
por Dios no para sí mismo, sino para el otro. A continuación Dios crea a Eva,
de la misma materia que a Adán, ni más ni menos. Cuando Adán vio a Eva se
alegró y exclamó: “Ésta sí que es hueso
de mis huesos y carne de mi carne”. Algo así como, por ella merece la pena
vivir, en ella me veo yo reflejado. Me siento más humano. Mirándolos y
complaciéndose en ellos vuelve Dios a hablar: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y
serán los dos una sola carne”. Así concluyó la Creación. Y vio Dios que
todo era muy bueno y descansó de su trabajo.
El
camino de la complementariedad
Hombre
y mujer son las dos formas de ser persona humana. Iguales en dignidad, llamados
a ayudarse, comprenderse, apoyarse, ser compañeros de camino, cuidarse
mutuamente. Machismo, esclavismo, posesividad… no caben en el matrimonio
cristiano. El proyecto de Dios, desde el principio, es que el hombre sea una
ayuda adecuada para la mujer y la mujer lo sea para el hombre.
El
hombre y la mujer creados por Dios con la misma dignidad, pero diferentes en su
cuerpo, su psicología, su sensibilidad.
- La diferencia hace posible la complementariedad.
- La riqueza de ser uno y una y la tarea de la unión.
- LA MUJER ESTÁ MÁS EN LA REALIDAD; EL HOMBRE ESTÁ MÁS EN EL
PROYECTO.
La mujer está más preparada
para la cotidianidad y para la superación de las dificultades reales, en ellas
surge la creatividad y la flexibilidad.
El hombre está más en el
pensamiento, en la exploración, en el diseño de un proyecto. Éste le aporta
seguridad y sentido. Pero puede caer con más facilidad en la rigidez, la
inflexibilidad y es como si mandará más el cuadrante que la propia realidad.
- LA MUJER ESTÁ MÁS EN SÍ MISMA; EL HOMBRE ESTÁ MÁS EN LO QUE
SUCEDE.
La mujer está más en las
entrañas y el hombre en las realidades. La mujer trata más de entender desde el
corazón e intenta transformar. Se puede
decir que se siente bien en posiciones de menor responsabilidad externa, porque
desde ahí transforma y actúa.
El hombre es más capaz de
asumir responsabilidades en la acción.
- LA MUJER ESTÁ MÁS EN LA ENTREGA; EL HOMBRE ESTÁ MÁS EN EL
COMPROMISO.
La entrega implica más a
toda la persona.
El compromiso puede tocar
solo parcelas, o tiempos determinados.
- LA MUJER ESTÁ MÁS EN EL MISTERIO; EL HOMBRE ESTÁ MÁS EN LA
VERDAD.
Aquí aplicaríamos aquello
de la intuición y la subjetividad, por un lado, y la verdad más objetiva, por
el otro. Hay muchas discusiones por este punto de vista diferente.
ELLA no es ÉL
“La
vida humana -explica Julián Marías- se realiza en dos formas bien distintas:
varón y mujer. Ambas tienen carácter personal, y por eso la igualdad les
pertenece en lo que tienen de personas (derechos y deberes, condición
económica, jurídica, posibilidades sociales, etc.), aunque su realidad sea
enormemente distinta y el igualitarismo respecto a ella es una violencia y, por
lo tanto, una injusticia”.
Ejemplo
diálogo chico-chica:
ü Chico - Los hechos son estos.
Chica - Yo quiero analizar más la profundidad del tema.
Chica - Yo quiero analizar más la profundidad del tema.
ü Chico - ¿Me vas a decir que yo
soy superficial.
Chica - No, por supuesto; pero escucha este punto de vista…
Chica - No, por supuesto; pero escucha este punto de vista…
ü Chico - ¿Para qué? Los hechos
son lo que importa…
DIÁLOGO
Compartimos por parejas sobre el tema y sobre
estos puntos:
Ø ¿En qué somos diferentes?
Ø ¿Qué riqueza me aporta el otro?
Ø ¿Qué aspecto del otro me sorprende y enriquece más?
CONCLUSIONES:
- Varón y mujer
se necesitan para ser felices y, por eso, están llamados a encontrarse
primero, descubrirse, comprenderse, amarse y unirse por voluntad de ambos
en un amor de donación.
- De este
encuentro entre varón y mujer depende la plenitud y la felicidad en la
vida matrimonial.
- La diferencia
varón-mujer encierra una riqueza y un misterio que se traduce en la tarea
del amor.
- Dios nos ha
creado varón y mujer, y ha puesto en nosotros una atracción tan fuerte que
nos empuja a salir de la soledad y a encontrarnos con el otro sexo.
- Somos capaces
de dar y recibir. Lo que el otro sexo nos da es algo que nosotros no
tenemos y que nos llena de alegría. La complementariedad es plenitud.
- El otro/la otra me ayudan a ser más yo mismo/yo misma, a conocerme mejor.
ORACIÓN FINAL
Señor
Dios,
haz
que nuestro amor
sea
cada día más verdadero,
tejido
de servicio y disponibilidad.
Calma
nuestras impaciencias y agresividades.
Danos
firmeza en nuestras decisiones.
Enséñanos
a acogernos.
¡Somos
tan diferentes!
Enséñanos
la compasión y la ternura.
Y pon
en nuestros rostros la luz de la sonrisa,
que
ilumina siempre el camino juntos.
Amén
CANCIÓN
4. Estamos
enamorados: etapas del camino
ORACIÓN
“El amor es paciente, es servicial, el amor no tiene envidia, no hace
alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se
irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza
con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”
(1Co 13, 4-7)
El amor no tiene
envidia
Significa que en el
amor no hay lugar para sentir malestar por el bien del otro, puesto que la
envidia se manifiesta en tristeza ante el bien ajeno y muestra algo muy feo,
que no nos interesa la felicidad de los demás, ya que estamos centrados en
nosotros bien y en nuestro propio bienestar.
Así que hay una oposición total entre
envidia y amor. La envidia nos lleva a centrarnos en el propio yo y el amor nos
hace salir de nosotros mismos.
El amor verdadero valora los logros ajenos, no los siente como una amenaza, acepta
que cada uno tiene dones diferentes y distintos caminos en la vida. Y va más
allá, está dispuesto a ayudar al otro a superarse, a ser mejor, le ayuda aun
cuando llegue a adquirir logros superiores a los de uno mismo.
REFLEXIÓN
Del enamoramiento al “sí, quiero”
- Enamorarse… ¿Qué pasa? ¿Es voluntario? ¿Es fácil?
El
amor romántico busca la intensidad del sentimiento y que esa intensidad se
mantenga en el tiempo. El amor romántico hace promesas grandilocuentes pero es
enemigo del tiempo porque aquello tan fuerte que sentimos es una utopía, un
espejismo, que se esfuma. Está reflejado en muchas canciones (“Se nos gastó el amor”).
El
noviazgo es tiempo de descubrir si el otro/la otra es “mi vocación”. Es tiempo de vivir despiertos. El noviazgo se
divide en dos partes. Y estas dos partes hay que vivirlas con cierta prontitud:
- 1ª parte: Descubrir al otro, su persona, con dudas ¿será para mí? Si después de tres años de noviazgo, no sé si esta chica es para toda la vida... ¡es que no lo es!
- 2ª parte: Hay ya una decisión, una determinación, un compromiso. Estoy comprometida/o. Hay una persona: es la persona a la que me voy a entregar para toda la vida. Aquí ya no hay dudas lo cual no quiere decir que no haya dificultades y miedos. Siempre dificultades y miedos que pueden ser superarlos.
a) Un amor por el que merece la pena comprometer la vida
S. Juan. “Nosotros hemos visto y hemos creído en ese amor”
Ese amor ya vimos que tiene dos direcciones pero una misma fuente. Ahora
vamos a centrarnos en el amor esponsal-conyugal
b) Nuestro proyecto empieza a tener forma. Es un camino con una meta.
No a
los noviazgos eternos. El noviazgo no puede ser un estilo de vida.
DINÁMICA de las DOS CINTAS
El sentido
de la vida es el amor. La vocación al amor al que estamos llamados se concreta
en la vocación a la esponsalidad. Esta esponsalidad es para todos, y
tiene dos maneras de vivirse:
a)
Vida sacerdotal o vida consagrada.
b)
Vida matrimonial.
Son los dos
caminos para ser santos. No existe (en cristiano) la vocación a la soltería. Sí
puede existir una soltería no buscada -coyuntural-, pero no una soltería
estructural: aquélla en la que una persona elige vivir para sí misma.
He aquí una
elección fundamental. El mayor ejercicio de libertad que hacemos es cuando
elegimos el estado de vida: voy a casarme, voy a entrar en un convento, voy a
ir al seminario. Esta característica de la libertad del hombre es esencial a
nuestra naturaleza. Dios nos creó libres, con capacidad de elegir.
Hacemos un
ejercicio de verdadera libertad cuando elegimos el amor como principio de nuestra
vida, como medio y como fin. La libertad debe buscar la verdad y la verdad es
el amor.
Esta llamada
esponsal se realiza entonces de dos modos:
- Una
entrega esponsal del cuerpo en la virginidad.
- Una
entrega esponsal del cuerpo en la conyugalidad.
En las dos
vocaciones hay entrega de toda la persona.
El papa Francisco habla sobre el NOVIAZGO…
El noviazgo tiene que ver con la confianza, la familiaridad, la
confiabilidad. Confianza con la vocación que Dios dona, porque el matrimonio
es, antes que nada, el descubrimiento de
una llamada de Dios.
Es algo bello que hoy los jóvenes puedan elegir casarse sobre la base de
un amor recíproco. Pero la libertad del vínculo requiere una armonía consciente
de la decisión, no sólo un simple entendimiento de la atracción o del
sentimiento, de un momento, de un tiempo breve… Requiere un camino.
El noviazgo es el tiempo en el cual los dos están llamados a realizar un
trabajo bello sobre el amor, un trabajo partícipe y compartido, que va en
profundidad. Se descubre poco a poco el uno al otro, es decir, el hombre
‘aprende’ acerca de la mujer de esta mujer, su novia; y la mujer ‘aprende’
acerca del hombre de este hombre, su novio. No subestimemos la importancia de
este aprendizaje: es un compromiso bello, y el mismo amor lo solicita, porque
no es solamente una felicidad despreocupada, una emoción encantada…
La narración bíblica habla de
la creación entera como un trabajo bello del amor de Dios; el libro del Génesis
dice que Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. Solamente
al final, Dios ‘descansó’. De esta imagen entendemos que el amor de Dios, que
dio origen al mundo, no fue una decisión improvisada. ¡No! Fue un trabajo
bello. El amor de Dios creó las condiciones concretas de una alianza
irrevocable, sólida, destinada a durar.
La alianza de amor entre el
hombre y la mujer, alianza para la vida, no se improvisa, no se hace de un día al otro. No
existe el matrimonio exprés; es necesario trabajar sobre el amor, es necesario
caminar. La alianza del amor del hombre y de la mujer se aprende y se refina.
Me permito decir que es una alianza artesanal. Hacer de dos vidas una vida sola
es también casi un milagro; un milagro de la libertad y del corazón, confiado a
la fe.
Nuestras ‘coordenadas sentimentales’ se han ido confundiendo un poco.
Quien pretende querer todo e inmediatamente, después cede también sobre todo -y
de inmediato- en la primera dificultad (o en la primera ocasión). No hay
esperanza para la confianza y la fidelidad de la donación de sí mismo si
prevalece el hábito a consumir el amor como una especie de ‘suplemento alimenticio’
del bienestar psicofísico. ¡El amor no es esto!
El noviazgo se centra en la voluntad de cuidar juntos algo que nunca
deberá ser comprado o vendido, traicionado o abandonado.
Dios, cuando habla de alianza con su pueblo, lo hace algunas veces en
términos de noviazgo. El libro de Jeremías, hablando al pueblo que se había
alejado de Él, le recuerda cuando el pueblo era la ‘novia’ de Dios y dice así:
«Me acuerdo de ti, del afecto de tu juventud, del amor al tiempo de tu
noviazgo». Y en el libro de Oseas:
«Te haré mi esposa para siempre, te haré mi esposa en la justicia y en el
derecho, en el amor y en la benevolencia. Te haré mi esposa en la fidelidad. Y
tú conocerás al Señor».
La Iglesia, en su sabiduría, cuida la distinción entre el ser novios y
el ser esposos (no es lo mismo).
Conclusiones:
- No a
la soltería estructural.
- No
al miedo (paralizante) para comprometer la vida.
- Si a
una vida plena, llena de felicidad que no consiste en acumular, en no
arriesgar, en retener para sí, sino en entregar la vida en respuesta a una
llamada.
- La alianza entre un hombre y una mujer es un trabajo artesanal que no se improvisa.
DIÁLOGO
Preguntas
para pensar:
- ¿En qué punto del camino nos encontramos en nuestro noviazgo? ¿Somos
capaces de dialogar sobre ello?
- ¿Qué aspectos en nuestro noviazgo debemos fortalecer porque estamos descubriendo que están debilitados?
- ¿Qué aspectos en nuestro noviazgo debemos fortalecer porque estamos descubriendo que están debilitados?
- ¿Contamos con amigos en quien apoyarnos o algún sacerdote o matrimonio
que nos acompaña en el camino?
ORACIÓN FINAL
Señor,
ayúdanos
a superar las dificultades
que
se nos presentan cada día.
Queremos
recorrer juntos este camino.
No
nos dejes caer en la tentación
del
desánimo, del miedo al compromiso,
de
mirar atrás…
Haz
crecer en nosotros la confianza,
que
es el terreno donde podemos crecer como pareja.
Haz
que cumplamos esta misión
de
ser ayuda adecuada
para
que el otro sea mejor persona.
¡Ven,
Espíritu Santo!
5. Creando
un proyecto común
ORACIÓN
“El
amor es paciente, es servicial, el
amor no tiene envidia, no hace
alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio
interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia,
sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta.” (1Co 13, 4-7)
El amor no hace
alarde, no es arrogante
La palabra
“arrogante” quiere decir literalmente “se agranda ante los demás”. El que ama no presume, no se enorgullece de
sí mismo, no se pone por encima de los otros. También podríamos decir: no se
pone en el centro del grupo, de las conversaciones…
El amor es humilde porque el amor se hace
servidor de los demás, se pone a disposición del otro. Fue Jesús quien dijo a
sus discípulos que en el mundo existe la ley del dominio, pero entre ellos no
ha de ser así (Mt, 20, 26).
En la vida familiar no debe reinar la
lógica del dominio de unos sobre otros, o la competición para ver quién es más,
porque esta lógica acaba con el amor.
REFLEXIÓN
Las
mini-parábolas:
“Sucede
con el reino de los cielos lo que con un tesoro escondido en el campo; el que
lo encuentra lo deja oculto y, lleno de alegría, va, vende todo lo que
tiene y compra aquel campo.
También sucede con el reino de los
cielos lo que con un mercader que busca ricas perlas, y que, al encontrar una
de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.”
También sucede con el reino de los
cielos lo que con una red que echan al mar y recoge toda clase de peces, una
vez llena, los pescadores la sacan a la playa, se sientan, seleccionan los
buenos en cestos, y tiran los malos.”
Estas personas de las que hablan las parábolas parece que:
Estas personas de las que hablan las parábolas parece que:
- Saben lo que se traen entre manos, entienden de perlas, de tesoros, de peces.
- Saben distinguir en su profesión, lo valioso de lo que tiene poco valor.
- Son capaces de elegir. Toman decisiones en función de lo que consideran mejor.
- No tienen miedo al riesgo.
- No venden a cambio de nada. Dejar todo, darlo todo a cambio de algo mejor.
- Su descubrimiento les produce una gran alegría.
- Se toman el tiempo necesario, pero sin dormirse en los laureles.
Apliquemos esto a nuestra vida…
Recordad la dinámica de las dos cintas: es importante
tomarnos en serio nuestra vida, separar lo esencial de lo accesorio, no vivir
entretenidos en cosas por las que no merece la pena dar la vida. Nuestra
vida, desde el nacimiento a la muerte, tiene un sentido. El sentido de la vida
es darla. La vida no se da de cualquier manera: no vale cualquier campo,
cualquier perla, cualquier cesto de peces. El sentido de la vida es el
amor.
NUESTRO PROYECTO
Nuestro amor se
traduce en una historia de amor que tiene una meta, el matrimonio, que
establece una relación exclusiva y para siempre con la persona con la que vamos
a formar una familia.
¿Cómo saber que es la persona adecuada? ¿Podemos construir juntos esta historia de amor?
Contestar a
estas preguntas es importante. Sus respuestas nos dan una hoja de ruta y vamos
elaborando un proyecto concreto. Nos pararemos a pensar en los elementos
necesarios para que este proyecto sea duradero y no solo para unos años. Un
error de base de muchas parejas consiste en no elaborar un proyecto de vida,
sino solo un proyecto material: tenemos trabajo (es decir, dinero), tenemos
piso, coche… ya está. Sabed que ningún matrimonio puede ser feliz solo con
cosas materiales, con cosas que se compran con dinero.
Este proyecto de
pareja exige dialogar y llegar a acuerdos importantes sobre vuestra vida en
común. Y, ante todo, sinceridad: poned las cartas de vuestra vida boca arriba.
Siempre saldréis ganando cuando sois sinceros uno con el otro y no os reserváis
cartas en la manga.
Algunos de los
temas fundamentales son los siguientes:
1.
Nuestra historia: ¿de
dónde venimos?
Esto requiere de un esfuerzo añadido de
acogida en el caso de pertenecer a culturas o países diferentes. Al principio
tendemos a quitarle importancia porque es verdad que el amor supera todas las
dificultades, pero no sin el trabajo que supone comprender al otro/a, su
historia, sus necesidades, sus vínculos familiares o la ausencia de los mismos.
2.
¿Qué familia
queremos construir?
Todo edificio requiere de unos cimientos,
unos materiales, un proceso que nos dirige hacia aquello que es nuestro ideal. Es
importante hablar de todo lo que implica este sueño. En muchos noviazgos la relación se construye en un estar
juntos que no genera nada más. Estamos bien juntos, nos gustamos, lo pasamos
bien. Hasta que un día dejamos de estarlo y uno de la pareja deja al otro.
Queda un gran vacío y una decepción en el corazón.
Contestar a esta pregunta es parte del
diálogo del noviazgo, cuando ya se ha verificado el amor y hay un recorrido de
2 o 3 años.
3.
¿Qué valores tenemos
cada uno de nosotros?
Para contestar a esta pregunta haremos
bien en mirar a nuestras familias de origen. Ahí en ese estilo de vida de
nuestros padres encontraremos lo que nos ha constituido como personas.
Encontraremos también aquello negativo que hemos vivido y que no queremos para
la familia que vamos a formar.
Hablaremos de los
valores de la honestidad, el esfuerzo, la disciplina, la verdad, la justicia…
Y... ¿qué valores están afianzados en
nuestra personalidad? ¿cómo somos cada uno de nosotros?
4. El plus añadido de la fe.
El diálogo sincero
y franco sobre nuestras creencias. ¿Hasta qué punto la fe ha quedado en un
estado infantil o ha crecido? ¿Tenemos una vida espiritual que nos sostiene o
solo es algo heredado que no tiene más calado en nuestra vida? ¿Hay en nosotros
experiencias negativas en este ámbito?
5.
Nuestras
aspiraciones laborales.
Todo el mundo del trabajo, de nuestra
formación, nuestros sueños profesionales, nuestra vocación, nuestros fracasos
en este aspecto de la vida…
He aquí
algunos de los temas fundamentales para ir verificando que en los novios hay
una realidad que les da certezas de que es posible ese amor para siempre.
Si la relación
en el noviazgo se basa solo en temas superficiales y no se profundiza en el
conocimiento real del otro/a; entonces, surgirán fuertes decepciones, reproches
y se pone en riesgo un amor que se tiene que trabajar -como dice el Papa
Francisco- de forma artesanal, que no se improvisa ni depende de la
suerte. Recordemos que, en estos momentos,
el fracaso alcanza ya más del 50% de las parejas tanto los que están
conviviendo juntos, como los matrimonios civiles o religiosos.
Un caso real
Sara y Miguel se
conocían desde el Instituto, pertenecían a la misma pandilla. Se hicieron
novios de manera más formal a los 19 años. Tuvieron un noviazgo de 5 años. Eran
dos chicos normales. Como los dos tenían trabajo, decidieron casarse por la
Iglesia. A los 4 años se separaron. ¿Qué desencadenó su separación? La madre de
Miguel era viuda y tenía una casa grande. Insistía en que se instalaran en la
planta baja de la casa y así lo hicieron; pero, al ir pasando un tiempo, Sara no se sentía cómoda y reclamaba una
mayor independencia. Su deseo era comprar un piso en una zona más urbana de la
misma localidad.
Esta
interferencia central fue creando un desencuentro fuerte y no fueron capaces de
encontrar el camino de las decisiones tomadas en común que forjan la pareja.
DIÁLOGO
Compartimos
por parejas sobre el caso real y lo aplicamos a nuestra relación concreta.
ORACIÓN FINAL
Señor
Dios,
haz
que nuestro amor
sea
cada día más verdadero,
tejido
de amabilidad.
Danos
la gracia
de
tener un proyecto común estable,
de
comprometernos a amarnos y vivir unidos.
Enséñanos
a acogernos.
Derrama
el fuego de tu Espíritu sobre nuestro amor
para
fortalecerlo, orientarlo
y llenarlo
de creatividad en cada nueva situación.
Amén
PELÍCULA
6.
¿Es posible amar para siempre?
ORACIÓN
“El
amor es paciente, es servicial, el amor no tiene envidia, no hace
alarde, no es arrogante, no obra con
dureza, no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del
mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo
disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1Co 13, 4-7)
El amor no obra con dureza
El amor verdadero es
necesariamente amable, no es duro en el trato. Sus modos, sus palabras, sus
gestos, son agradables y no ásperos ni rígidos. El amor no es descortés, es
delicado.
Diríamos que exige a la persona cultivar su
mente y sus sentidos, aprender a sentir, a hablar o a callar. Y es también
importante señalar que un cristiano no puede elegir o rechazar ser amable, lo
tiene que ser como parte de las exigencias irrenunciables del amor. Podríamos
decir que la amabilidad es la cara
externa del amor. El amor crea vínculos de respeto y confianza que afirman
al otro y le hacen ser mejor persona.
El que ama es capaz de decir palabras de
aliento que dan vida y reconfortan. Veamos, por ejemplo, algunas de esas
palabras que decía Jesús a las personas: “Ánimo, hijo” (Mt 9, 21), “¡Qué grande
es tu fe!” (Mt 15,28), “¡Levántate!” (Mc 5, 41), “Vete en paz” (Lc 7, 50), “No
tengáis miedo” (Mt, 14, 27). No son palabras que humillen, entristezcan o
desprecien. En la familia hay que aprender este lenguaje que estimula,
fortalece y ayuda a crecer.
REFLEXIÓN
“El amor puede nacer en vosotros sin vosotros mismos, pero
no podría conservarse en vosotros sin vosotros mismos” (Paul-Eugène
Charbonneau).
Partimos de este pensamiento que nos
sitúa en la clave del amor para siempre. Los que pensamos que nuestro amor
durará siempre y creemos que ese amor para siempre, es el de ayer, hoy y
mañana. Los que queremos envejecer juntos, sabemos que el amor que nos une es
lo más frágil que tenemos y por eso precisamente puede durar: por lo mucho que
nos empeñamos en mimarlo por nuestro temor a perderlo, temor a que un día pueda
romperse lo que nos sostiene en equilibrio.
La diferencia fundamental entre la
pareja de hecho o el matrimonio civil, y el matrimonio cristiano, es que las
dos primeras opciones establecen su vida en común bajo la ilusión de tener todo
lo que necesitan: su amor. En el matrimonio cristiano somos más realistas.
Somos conscientes de nuestra fragilidad y, por tanto, de la fragilidad de nuestra
relación. Por eso invitamos a Cristo a nuestra casa y le rogamos que sea Él
quien ponga en medio de nuestro amor todo lo que a nosotros nos falta.
Ya os hemos presentado el primer libro
de la Biblia, el Génesis. Vimos el relato de la Creación y su obra de arte: el
hombre y la mujer. Después de crear a Adán y Eva, Dios hace una “declaración”
que todavía hoy es actual. Se trata de una afirmación sencilla, fácil de
entender y que es, al tiempo, muy profunda: “Por eso, dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y
serán los dos una sola carne.”
El triángulo necesita tres vértices
Podemos decir que esta definición
encierra en sí el sello del proyecto de Dios para el hombre y la mujer. Es
nuestra denominación de origen,
nuestra marca. Cuando queremos revisar nuestra relación, acudimos a ella una y
otra vez.
Esta frase empieza con un “por eso”; es
decir, porque Yo, Dios, te he hecho así: capaz de entregarte, capaz de dejar a
tu familia de origen y correr riesgos y lanzarte a la aventura más fascinante
que es la del Amor con mayúscula, el Amor para siempre. Dios se reafirma en lo
que ha hecho: nos ha dado un corazón para la entrega.
El
verbo dejar es el primer vértice.
Debemos dejar atrás todo lo que nos impida entregarnos libremente a la persona
que hemos elegido para compartirlo todo, para formar una familia. Dejar las
familias respectivas, sus costumbres y tradiciones. Dejar nuestros
comportamientos de solteros/as. Estar dispuestos a dejar todo aquello que
entorpezca el amor mutuo. La boda será el primer acto público de la pareja,
donde toda la comunidad contempla algo de ese “nosotros”. Los novios deben prepara la boda sintiéndose
libres, sin sentirse en la obligación de contentar a unos y otros, sino
queriendo mostrar a todos su amor con un estilo propio. Ellos manifiestan en la
boda su decisión de comprometerse para toda la vida, su decisión sincera y
firme de “dejar”. Y los padres de los novios deben “dejarles marchar” de manera
generosa.
A partir de ese día, los hijos, siguen
siendo hijos, pero de otra manera. Algo muy importante ha ocurrido; ahora son
esposos y se pertenecen el uno al otro.
El
segundo vértice es el verbo unirse. Este
verbo encierra dos realidades, como las dos caras de una moneda.
Por
un lado, la realidad del ser humano que está hecho para la comunión, para el
amor, para el compartir. Nadie es feliz solo. La unidad con el otro/a es lo que
nos hace felices. Esta sería como la cara de la moneda: ¡Qué bien que te he encontrado!
¡Qué feliz me haces!
Por
otro lado, este “unirse” es la tarea de toda la vida. Es una realidad que
requiere de nuestro esfuerzo, nuestra dedicación. Es como construir un puente
de mi corazón a tu corazón, después vigilar que no se deteriore el puente y
luego mejorar la obra emprendida año tras año. Ahora el tú y el yo tienen que
construir un “nosotros” y para ello tendremos que poner todo de nuestra parte.
Y esta es la otra cara de la moneda. Por este motivo, muchas parejas abandonan;
porque el unirse requiere una apuesta decidida, en la salud y en la enfermedad,
en la riqueza y en la pobreza, en las alegrías y en las penas. Muchas parejas
creen que estar enamorados es garantía de que todo va a ir bien.
El tercer vértice es “serán una sola carne”. Hay aquí una
alusión expresa a la sexualidad. No basta con el “dejar” y el “unirse”, es
necesaria la atracción sexual.
Nuestros
cuerpos tienen un significado sexual, están hechos uno para el otro. La unión
entre el marido y la mujer es algo creado por Dios. Hombre y mujer se unen
físicamente. Unen sus cuerpos en un acto de amor, en un gesto que significa “te
lo doy todo”, “me entrego a ti”. El cuerpo es expresión de la totalidad de la
persona. Cuando Marta se entrega a Adrián, entrega toda su persona, no solo el
cuerpo. Y lo mismo su esposo. Amamos con el cuerpo, con el corazón y con todo
nuestro ser. Por lo tanto el acto de hacer el amor, no es solo cosa de dos
cuerpos. La sexualidad humana es también
algo espiritual, sino se convierte en animal. ¡Este es el plan de Dios para
nuestro matrimonio!
Dejar,
unirse, ser una sola carne… Los tres forman un triángulo que hace posible el
amor para siempre. Dedicaremos un tema completo a hablar de la sexualidad y
profundizar en su significado pleno.
La psicología,
al estudiar el amor de pareja y las claves de una relación sólida y que perdure
en el tiempo, nos da también un triángulo con tres vértices: compromiso, intimidad y pasión.
DIÁLOGO
Compartimos por parejas sobre el tema y sobre
estos puntos:
ü ¿Qué preguntas surgen en mí ante el verbo dejar?
ü Unirse significa algo más que convivir. ¿Cómo lo explicaríais?
ü Ser una sola carne. En unos carteles publicitarios se dice: El amor no existe, se hace. ¿Qué opináis? ¿Qué mensajes nos envía
la sociedad continuamente?
CONCLUSIONES:
- Descuidar el
amor es matarlo
- No pensar en
cómo amar más y mejor… es amar menos y peor.
- Creer que uno
puede encontrar la felicidad en otro sitio, con menos entrega, menor implicación…
es engañarse a sí mismo.
- El amor para
siempre en tres palabras: dejar, unirse, ser una sola carne.
- Las tres claves
del amor de pareja sólido: compromiso, intimidad, pasión.
ORACIÓN FINAL
Señor
Dios,
haz que
nuestro amor
crezca
cada día;
danos
el regalo de la confianza mutua.
Enséñanos
a ser amables,
a
decirnos la verdad sin dureza,
sin
esas palabras que se nos clavan en el corazón.
Somos
dos ciegos al borde del camino…
Jesús:
cógenos de la mano,
abre nuestros
ojos al verdadero amor.
Ilumínanos
para tener amplios horizontes.
Ensancha
nuestros corazones pequeños
y
disponlos para una generosidad sin límites.
Amén
PELÍCULA
“El velo pintado” (http://www.peliculasmas.org/ver-el-velo-pintado-pelicula/)
7. La
sexualidad: don al servicio del amor
ORACIÓN
“El
amor es paciente, es servicial, el
amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza,
no busca su propio interés, no se
irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino
que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta.” (1Co 13, 4-7)
El amor no busca
su propio interés
El amor no busca lo suyo, no mira hacia sus
apetencias e intereses particulares. El amor nos descentra de nosotros mismos y
pone nuestra mirada en el otro/a. Solo el amor es capaz de dejar a un lado lo
mío, mi plan para esta tarde y estar dispuesto a escuchar y comprender lo que
el otro/a desea y quiere.
ü Ahora te miro a ti y me gustaría complacerte, hacerte
feliz, conocer lo que te gusta y dártelo.
Dice S. Pablo en otra de sus cartas: “No buscando cada uno sus propios intereses,
sino más bien los intereses de los demás” (Fip 2, 4)
Santo Tomás de Aquino define el amor
verdadero como la búsqueda del bien del amado. Es muy clarificador este
paralelismo entre bien del otro y el amor. Podremos distinguir lo verdadero de lo
falso porque el amor y el bien van de la mano. El amor no puede pedir nada malo
al otro, nada que violente su conciencia.
REFLEXIÓN
El cuerpo sexuado
Dios
nos creó hombre y mujer. La palabra sexo viene del latín “secare”, que
quiere decir “cortar”. El cuerpo sexuado nos muestra una diferencia. Nacemos
iguales en dignidad; pero diferentes en lo anatómico, lo físico, lo psíquico… Cada
día, el hombre y la mujer tienen ante sí una forma diferente de ser persona. El
ser masculino y femenino me hablan de que he de aprender a relacionarme con
otro u otra que es diferente a mí; lo
llevo marcado en el cuerpo.
La
grandeza del cuerpo sexuado es revelar el sentido de la vida que es la entrega.
Mi cuerpo me dice, cada día, que estoy hecho para darme el otro/a; tiene un
sentido esponsal. Por eso, amor y
sexualidad están íntimamente unidos.
Es
nuestro cuerpo quien nos hace capaces de amar. Podemos expresar con palabras el
amor, pero existe otro lenguaje con una fuerza mucho mayor: el cuerpo sexuado.
La sexualidad, don para “ser
uno”
Dios, que nos creó diferentes, nos dio todo lo necesario para poder
“ser uno”. Todo empieza por la atracción, el deseo amar y ser amado, de unirme
al amado o amada.
Acompañamos a Juan y Sara en su
noviazgo:
- ¿Quieres a Sara?
- Me apetece muchísimo estar con ella, verla,
besarla, tenerla solo para mí.
- Bueno, Juan;
pero apetecer no es todavía amar.
- Entonces, ¿es malo sentir atracción hacia ella?
- Es bueno, pero es solo el comienzo. Mira, si me
apetece un pastel, me lo como y ya está. Pero tienes que ir descubriendo que Sara no es un pastel que se come y ya
está… ¡a otro pastel!
A este nivel de relación le
llamaremos nivel 1.
Vuelvo a encontrarme con Juan y continúa nuestra conversación:
- ¿Qué debo hacer para convertir esta atracción
hacia Sara en amor?
- Cuando trates a una chica, pregúntale a tu voz
interior seriamente: ¿Qué pretendo con esta relación? ¿Pasar el rato,
divertirme? ¿Estar bien, simplemente (nivel1); o crear un verdadero encuentro
con ella, una relación para construir algo más, para formar una familia, para
estar a su lado toda la vida?
A este nivel de relación le llamaremos nivel 2.
Es
muy importante diferenciar estos dos niveles.
El
nivel 1 se queda en reducir a la persona a un medio para estar a gusto. Y los
dos pueden estar a gusto, estar contentos en este nivel. Pero solo esto no
tiene futuro. Cuando se tienen relaciones sexuales estando en este nivel, la
sexualidad no responde a toda su grandeza. Solo estamos pasándolo bien, pero no
construimos una historia de amor. Nos
mantenemos en un estado inmaduro. Nuestra relación no nos va haciendo mejores
personas.
Pasar al nivel 2 es pasar al nivel de la
amistad verdadera. Estamos felices
juntos, nos enriquecemos como personas. Hemos mejorado. “Ella saca lo mejor de
mí”. Descubrimos en nosotros cualidades que no conocíamos y somos capaces de
ejercitar virtudes: paciencia, cordialidad, generosidad, diálogo, servicio…
Ahora,
Juan me pregunta:
- ¿Hay alguna garantía de que este amor dure para
siempre?
- En esta vida no existen garantías absolutas. Solo
hay garantías si ahora os eleváis y sois capaces de hacer un compromiso con el
otro/a, de tomar una gran decisión: yo soy para ti y tú para mí, en una
relación exclusiva e indivisible. Unimos nuestros destinos y optamos por un
bien mayor. Esto no nos reduce, sino que nos hace ser personas maduras, capaces
de elegir libremente y de hacer que nuestra vida sea fecunda.
A
este nivel de relación le llamaremos nivel 3.
Hemos
hecho este recorrido en estos tres niveles para preguntaros a vosotros: Luis, María, Jose, Blanca, Miguel, Alicia…
¿Es bueno tener relaciones sexuales antes de verificar que hemos caminado hasta
el nivel 3? ¿Es constructivo para la
persona entregar el cuerpo -que es expresión de toda la persona- cuando no
hemos verificado todavía con nuestra amistad que él o ella es la persona
elegida para compartir toda la vida?
Desvelando el misterio de la sexualidad
La
sexualidad que nos presenta la sociedad, la tele, el cine, es a menudo algo
trivial; comparada a “irse de copas”, “tomarse una hamburguesa”; basada en
disfrutar, pasarlo bien. Esta manera de vivir la sexualidad promete felicidad,
pero no la puede dar y produce mucha decepción y sufrimiento. El cuerpo tiene
memoria. La entrega del cuerpo sin un amor verdadero deja huellas y heridas que
más tarde hay que curar.
Una
de las mayores adicciones actuales es la pornografía. Separa de manera total la
sexualidad del amor y rompe a la persona, que queda marcada en lo profundo de
su ser para amar y ser amado y llegar a una entrega esponsal del cuerpo.
1- La sexualidad está al
servicio del amor. Es un regalo de Dios para expresar el amor.
Debemos superar toda ambivalencia equivocada. Yo soy cuerpo y espíritu, unidos
de tal modo que no se pueden separar.
ü ¿Adoración del cuerpo? NO
ü ¿Desprecio del cuerpo? TAMPOCO
ü ¿Dominio del cuerpo? IMPRESCINDIBLE para ser persona
2- La sexualidad es más que
placer. Nos abre a la ternura, a una expresión de amor que une cuerpo, corazón, mente y
espíritu. Es un lugar de curación de
complejos. “Te quiero como eres”. “Te
abrazo a ti”. Es fuente de gozo: el
gozo da la mano a la felicidad al encontrarme con la persona amada. La entrega
del cuerpo a una persona que acabo de conocer en un botellón nunca puede
producir el gozo del encuentro con la persona amada.
3- La sexualidad es para el
encuentro. Hace posible que salgamos de nuestra soledad y,
siendo dos, seamos una sola carne. No es
para darnos placer a nosotros mismos. Es para sellar con nuestros cuerpos la
entrega que nos hemos dicho con palabras en el Sacramento del Matrimonio: “Me
entrego a ti para siempre”.
4- La sexualidad está unida
a la vida. A través de la entrega de los cuerpos, Dios ha querido que podamos dar
vida a nuevos seres. Todos reconocemos que dar vida a una persona es uno de los
acontecimientos más fascinantes y sobrecogedores. Nuestra vida cambia con la
llegada de un hijo/a. En el fondo del corazón humano está grabado este deseo de
ser fecundos.
Estas
cuatro características forman un todo inseparable. Actualmente vivimos una
fragmentación de la sexualidad:
- Quiero placer pero no amor.
- Puedo crear la vida al margen del amor.
- Puedo hacer con mi cuerpo lo que quiera.
Al
separar estas 4 características: entrega-intimidad-encuentro-fecundidad,
estamos rebajando y empobreciendo la sexualidad. Por lo tanto, empobrecemos la dignidad
humana, aquello que estamos llamados a ser en nuestra vocación al amor.
DIÁLOGO
Compartimos
por parejas sobre el tema y sobre estos puntos:
Ø ¿Es posible hoy vivir la sexualidad del modo que hemos expuesto aquí?
Ø ¿Qué dificultades encontramos en el ambiente que nos rodea?
Ø ¿Sabemos leer lo que nos dice nuestra voz interior? ¿Es diferente a lo
que nos dice la cultura actual?
ORACIÓN FINAL
Señor
Dios:
somos
hechura de tus manos.
Nos
hiciste, Señor, por amor
y nos
has dado un cuerpo para amar.
Te
damos gracias por nuestros padres.
A
través de ellos recibimos la vida.
Ahora
nos has regalado a una persona especial
y hemos
descubierto un amor nuevo en nosotros.
Ayúdanos
a recorrer este camino,
que es
el camino que va, desde mi yo, al tú y al nosotros.
Haznos
caminar en la verdad del amor.
Te lo
pedimos a ti, Jesús,
que
eres el camino, la verdad y la vida.
Amén
VÍDEO
“Soy amante”. Colección de videos
sobre el amor.
Seleccionaremos para este tema el de San Valentín 2015.
ORACIÓN
“El amor es paciente, es servicial, el amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1Co 13, 4-7)
El amor no se irrita
Vivimos en un mundo agresivo, hostil, con mucha tensión y prisas. Es bueno poner sobre el corazón esta frase: “El amor no se irrita”. Y saber que, cuando algo nos crispe o nos irrite, es el amor que surja de nuestro corazón o el amor del otro/a lo que nos va a devolver la paz y la calma. Por eso… ¡qué bueno es tener a alguien que nos ama! A través de él o ella recuperaremos la sensatez y el equilibrio.
“Si os indignáis, que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo” (Ef 4, 26). Esta es una recomendación que nos hace el Papa Francisco y que os trasmitimos para que se convierta en una máxima de vuestra vida en común. Conocemos muchos matrimonios que nos dan testimonio de que esta Palabra les ha librado de muchos males: que si había habido enfados durante el día, de ninguna manera podían irse a la cama sin reconciliarse.
REFLEXIÓN
Felicidad y placer
Los
seres humanos debemos crecer en todos los aspectos, pero no tenemos inscritos
al nacer unos “instintos” que estén determinados por la especie hacia una
dirección, como ocurre con los animales. Nuestros instintos son “pulsiones” que,
en sí, implican un valor porque son impulsos hacia la realización del propio
ser. Estos impulsos necesitan de una orientación adecuada; podríamos decir de
una “dirección” o “sentido de la vida”.
La persona humana está llamada a
crecer, a ser algo que todavía no es. Un reloj ya es lo que es: reloj de pared.
Puede mejorarse su mecanismo, pero no puede ser otra cosa. Un animal lleva en
sus instintos marcado el camino que va a recorrer. La persona, al nacer, es un
proyecto a construir.
No
se puede hacer persona sin la relación con los demás. La calidad de sus
relaciones: padres, hermanos, amigos, familiares, profesores, entorno… va a ir
construyendo a la persona.
Buscar
la felicidad plena es algo justo y bueno, porque responde a un deseo que brota
de nuestra condición de personas. Buscar la felicidad por un camino falso es un
error siniestro, pues nos lleva a la destrucción de la persona, a lo contrario
de lo que buscábamos: a la infelicidad.
El difícil tema de la libertad
En una clase de filosofía en la Universidad, el profesor explicaba el tema de la libertad. Una alumna dijo al profesor:
- No se moleste. En la vida hay que escoger. O somos libres o aceptamos normas. Y, como quiero ser libre, aparco las normas.
- Estoy de acuerdo con usted, si nos referimos a la libertad de maniobra, la libertad de hacer lo que queremos en cada momento. Pero si nos referimos a la libertad creativa sucede lo contrario. Cuanto más obedientes a las normas, más libres nos sentimos. Por ejemplo, si toco una pieza musical al piano, cuanto más conozca la partitura, más libre me siento.
- Entonces… existen dos tipos de libertad.
- De momento nos basta con distinguir estos dos tipos.
La libertad de maniobra consiste en elegir en cada momento, lo que más nos gusta, aunque no sea especialmente valioso. Lo agradable es un valor, pero se encuentra bastante abajo en la escala de valores. Utilizaremos el término ya conocido (nivel 1).
La libertad creativa no atiende solo a nuestro bienestar particular, busca el bien que solo percibimos con una amplitud de miras y no con las gafas de cerca (nivel 2).
Dos novios estaban a punto de separarse. En el diálogo con ellos salió a la luz que el novio vivía muy polarizado en las relaciones sexuales y a su novia le parecía esto poco bagaje para asumir el compromiso matrimonial. Después de explicarles que tenían que pasar del nivel 1 al nivel 2, se fueron animados a trabajar sobre esto. El novio comentaba: “¿Por qué no me habrán contado esto en mi anterior formación? Ahora comprendo mejor a mi novia y por qué no se siente animada a cruzar el umbral del matrimonio.”
En este mismo sentido, podemos ver como la frase “mi libertad termina donde empieza la libertad del otro”, tantas veces usada, se refiere a la libertad de maniobra (nivel 1), pero no define en absoluto la libertad creativa (nivel 2).
Placer ¿qué significa?
La palabra placer viene del latín “placere” que se traduce como “gustar”. Se refiere al deleite o agrado que uno siente ante determinadas acciones o al satisfacer una necesidad o conseguir un objetivo. Existen por tanto múltiples fuentes de placer. Cuando una persona persigue el placer como principal finalidad de su existencia, decimos que es hedonista.
El hedonismo es la doctrina que siguen aquellos que viven maximizando los placeres y rechazando todo lo que produce sufrimiento o sacrificio. Estas personas viven encerradas en el (nivel 1). Podríamos decir que su vida corre riesgos. Pero el mayor riesgo es el de seguir persiguiendo el placer, creyendo que por ese camino encontrarán la felicidad en su vida.
En cierta medida, todos somos hedonistas y nuestra vida es una búsqueda del camino acertado.
Un caso real
En Tv, un chico de 20 años manifiesta: “Hasta hace poco yo era totalmente feliz. Adoraba a mi madre, admiraba a mi novia, sentía ilusión por mi carrera. Pero un mal día, me entregué al juego de azar y me convertí en un ludópata. Ahora, ni mi madre, ni mi novia, ni mi carrera me interesan. Solo me interesa una cosa: seguir jugando. Estoy atado al juego. Y lo que más me duele es que empecé a jugar libremente y ahora me veo hecho un esclavo.”
El entrevistador escucha y le dice: - “Gracias por venir a compartir tu historia”.
Aquí tenemos un ejemplo de una comunicación que solo aporta información, pero no formación ni orientación. Nos preguntamos… ¿Se podría decir algo más? Creemos que sí.
En primer lugar, hacer ver a este chico que de su situación se puede salir. Cometer un error no significa que uno esté condenado ya de por vida. El error ha consistido en confundir placer con felicidad. Reconocer este error te permite pasar de una conciencia y voluntad débiles a fortalecer tu personalidad. Y en este proceso de descubrimiento de ti mismo y de orientación de tu vida, podrás llegar a ser feliz.
La búsqueda del placer en sí mismo, que conduce a una adicción, nos hace caer por una pendiente que tiene estos pasos: placer, decepción, tristeza, angustia, desesperación, soledad, destrucción.
Felicidad ¿qué es?
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, felicidad es “estado de grata satisfacción espiritual y física”.
Al principio de nuestro tema decíamos que la persona está llamada a crecer y que dentro de sí encierra la búsqueda de la felicidad. De esto se deduce que este camino hacia la felicidad lleva implícita la maduración de la persona, los logros en todos sus ámbitos: físico, intelectual, afectivo, social. Y la capacidad para asumir los fracasos que se van a presentar en la vida. Este camino no es fácil, pero es verdadero y posible. La felicidad nunca podrá alcanzarse en el (nivel1), se da en lo alto, porque es un ascenso hacia lo elevado, lo perfecto, lo bien logrado.
Si la búsqueda del placer por sí mismo nos conduce a una pendiente, la búsqueda de la felicidad nos eleva en un proceso que sigue estos pasos: generosidad, estima, colaboración, encuentro, alegría, entusiasmo, felicidad -gozo, paz, seguridad- (Alfonso López-Quintás).
Un caso real
Tim Guénard nos cuenta su testimonio en el libro “Más fuerte que el odio”, del que se han vendido más de 500.000 ejemplares. Tim fue abandonado por su madre, maltratado, vivió en familias de acogida, reformatorios. Su fortaleza estaba en el deseo de venganza. Era carne de cañón en esta sociedad del “sálvese quien pueda”. Sin embargo, diversos factores determinantes: el encuentro con algunas personas con las que establece un fuerte vínculo afectivo, la sensibilidad artística y una innata capacidad de superación, el amor y el perdón… detendrán la rueda de este viaje en caída libre hacia la nada.
Conclusión: ¿dónde se encuentra la unión entre felicidad y placer?
- La felicidad incluye placer, pero a largo plazo no se limita a eso, necesita principios sólidos, que son como las raíces de las que un árbol recibe alimento. A eso también le podemos llamar el sentido de la vida.
- La felicidad necesita que tengamos una jerarquía de valores que dirigen nuestros actos. En base a ellos elijo en la vida una cosa u otra. Por ej. “Me quedo a estudiar esta tarde, porque mañana tengo un examen y no voy a la playa”.
- Tenemos interiorizado que la felicidad la alcanzan los ilusos, tontos y los egoístas. Esto es totalmente falso. Es justo lo contrario. Se alcanza la felicidad que es la plenitud construyendo una vida realista, inteligente, que gestiona las emociones y los sentimientos y una actitud generosa en la vida.
- Para lograr la felicidad hay que integrar todos los “placeres” que nos aporta la vida y disfrutar de ellos: un paseo, un paisaje, un beso, una comida, un helado, la compañía de un amigo, un libro, una conversación, un regalo…
- La felicidad no es algo edulcorado o una foto fija. Requiere coraje, saber correr riesgos y apostar por el amor superando los miedos.
- Nadie puede ser feliz solo. Necesitamos aprender a relacionarnos y que nuestra vida esté abierta a los demás. Somos seres comunitarios.
DIÁLOGO
Le preguntan a Elsa Punset, que ha estudiado el tema de la felicidad:
“Para acabar, soluciónenos la vida, denos el truco para ser felices.
- Hay tres ámbitos a trabajar. Vivir en el presente, doblegando a un cerebro que tiende a recordar y predecir en negativo. Aprender a gestionar las inevitables emociones negativas, porque la felicidad no consiste en no pasar malos ratos, sino en saber afrontar las frustraciones más básicas. Y trabajar las relaciones humanas.”
Ø Compartimos por parejas sobre esta respuesta que da Elsa Punset y sobre los casos reales que plantea este tema.
ORACIÓN FINAL
Señor,
Te damos gracias
porque nos ha creado para ser felices.
Has puesto en nosotros un corazón capaz de amar.
Nos has dado el don de la libertad.
Nos quieres protagonistas de nuestra vida.
Nos has dado la voluntad para llevar adelante nuestras decisiones.
Has puesto en nuestras manos la creación,
la capacidad de hacer un mundo mejor.
Libéranos de los egoísmos
que no nos permiten ser valientes y decididos
y que nos encierran en nuestros propios intereses.
¡Ven, Espíritu de valentía!
Di a nuestro corazón: “¡No tengáis miedo!
¡Yo, el Señor, estoy con vosotros todos los días!”
Amén
LIBRO
· “Más fuerte que el odio” de Tim Guénard. Editorial Gedisa.
· Entrevista a Elsa Punset: “Confundimos la felicidad con el placer”.
(https://www.lavozdegalicia.es/noticia/yes/2018/05/05/confundimos-felicidad-placer/0003_201805SY5P32991.htm)
11. La comunicación,
¿misión imposible?
9. ¿Qué nos hace falta
para casarnos?
ORACIÓN
“El
amor es paciente, es servicial, el
amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza,
no busca su propio interés, no se irrita, no
lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con
la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”
(1Co 13, 4-7)
El amor no lleva
cuentas del mal
El amor no es
rencoroso, sino que perdona: un perdón cuyo fundamento es una actitud positiva,
que intenta comprender la debilidad ajena y trata de disculpar a la otra
persona, como Jesús cuando dijo: “Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34).
Tenemos que pedir a Jesús este regalo del
perdón que Él nos dio desde la Cruz. El
perdón no es humano, sino divino, por eso es tan difícil perdonar y es tan fácil
echar la culpa al otro. Cuando no hay
perdón, la pareja no tiene futuro, porque a lo largo de la vida vamos a fallar
muchas veces. Nos unimos dos personas llenas de imperfecciones y fallos y,
además, con distintas necesidades, sensibilidades y puntos de vista.
Ejercitemos en la pareja y en la
familia el gesto de pedir perdón, porque produce efectos muy positivos. Nos
sentimos aceptados como somos y no señalados con el dedo y juzgados. Dejamos de
estar a la defensiva por miedo al juicio condenatorio y por el contrario, va
creando un ambiente de confianza. Aumenta en nosotros la confianza y la
apertura al otro. Nos ayuda a ser más sencillos y transparentes.
REFLEXIÓN
Introducción
En
este tema quisiéramos reflexionar mirando la realidad de los noviazgos en la
actualidad: aquellos que tienen miedo a casarse, los que se casan y se separan
en muy poco tiempo… ¿Qué está ocurriendo? ¿Cómo ayudarles a tomar decisiones
que estén iluminadas por la verdad? ¿Cómo orientarles y hacerles reflexionar
sobre la vida, el amor, la verdad, la bondad, la belleza del matrimonio y la familia?
A la
vista de esta situación, parece que muchos noviazgos se basan en estar bien
juntos, en estar a gusto, en dejar pasar el tiempo… El noviazgo ha de tener un
itinerario claro y preciso:
- Un primer tiempo de conocimiento mutuo, amistad, reflexión sobre
temas fundamentales, confrontación de la pareja, verificación de si ese
amor es para siempre, si podemos construir una historia de amor.
- Un segundo tiempo en la cual ya no somos solo novios, sino
comprometidos. Hay un compromiso del corazón. Estamos preparando nuestra
boda, haciendo proyectos, soñando juntos y poniendo todo ello delante de
Dios.
Estos
dos tiempos estaban hace años muy bien diferenciados. Existían en las familias “ritos de paso” que marcaban la
diferencia entre estos dos tiempos. Esto ayudaba a situarse a los novios entre
sí y a los familiares ante ellos. Significaba una ayuda, una protección, una
estructura que los sostenía.
Un caso real
Marcos y Ana se conocieron en la
carrera, estudiando juntos, conviviendo en el día a día de la Universidad.
Empiezan a salir juntos. Son novios. Pasan tres años; todo parece ir bien. Su
vida pasa entre estudios y ocio. Sus familias de origen ya se conocen. Sufren
una crisis y Marcos decide dejar la
relación. El motivo: se siente agobiado y no ve claro el futuro. Ana no entiende bien qué ha pasado.
¿Habrían podido hacer algo para que esto no terminase así?
Para el discernimiento de los novios -
primera parte
“Si
tú no estás obsesionado por hacer feliz a tu novia o novio, ¡no te cases! Y ten
la prudencia de averiguar si ella o él tiene esa misma obsesión por ti”. Así de
claro es el consejo de Tomás Melendo,
profesor de la Universidad de Málaga, doctor en Ciencias de la Educación,
experto en antropología, derecho y terapia familiar, y autor de numerosos
libros sobre el amor, el matrimonio y la familia.
10 falsas
razones para CASARSE (según
Tomás Melendo):
- Atender solo al atractivo externo de la pareja, o
incluso al dinero, posesiones, posición social, etc… no dando importancia
a aspectos más decisivos, como su carácter, su personalidad, sus defectos
y virtudes, los intereses comunes y su concepción de la vida.
2. Idealizar sus virtudes, sin caer en la cuenta de que
parte son fruto de nuestro enamoramiento, no del todo realista.
3. El miedo a quedarnos solos o al qué dirán.
4. El afán de independencia respecto a los propios
padres.
5. La necesidad de afirmarnos ante la negativa de
nuestros padres a la relación que queremos mantener.
6. El miedo a interrumpir un noviazgo oficial y
socialmente aceptado.
7. El terror al escándalo, cuando la chica está
embarazada.
8. Casarse con alguien por compasión hacia su situación,
pensando que así le podemos ayudar.
9. Pensar que el matrimonio puede ser un remedio para las
propias anomalías psicoafectivas.
10. Buscar en el matrimonio -de un modo casi exclusivo- un
futuro padre o madre para los hijos que deseamos tener.
Para el discernimiento de los novios – segunda parte
Lo que sembramos en el noviazgo se
recoge en el matrimonio. He aquí algunos de los aspectos necesarios para
casarse y que pueden servir a este discernimiento:
- Para casarse es necesaria, en primer lugar, vuestra decisión,
clara y sin presiones de ningún tipo. Os incumbe a vosotros y solo a
vosotros. De ahí debe venir la siguiente consecuencia que es la
implicación. Vemos, a veces, que este aspecto de preparar la boda, recae
solo en uno de los novios, más bien en la novia. Esto supone un mal
comienzo. Los dos debéis implicaros y hacer de vuestra boda un acto que
refleje unidad, concordia… donde se muestre ya la realidad del “nosotros”.
- Es necesario haber recorrido un camino de conocimiento mutuo
durante el noviazgo. El matrimonio significa establecer una relación -exclusiva
y para siempre- con una persona con la que espero formar una familia. Para
los bautizados, significa también reconocer que el matrimonio es un sacramento.
Este tiempo de noviazgo supone haber iniciado una partida donde no caben
las trampas ni la mentira, porque esto nos conducirá a la ruptura y a la
muerte del amor. El amor y la
verdad han de ir de la mano. No pueden existir aquí cartas que nos
guardamos en la manga. ¡Todas las cartas boca arriba! La sinceridad es el
cimiento de la confianza mutua. Es importante mirar nuestro noviazgo y ver
que hemos hecho un camino de apertura, transparencia y sinceridad.
- La decisión de casarse es una decisión que exige madurez. ¿Cómo
evaluar la madurez? Recogemos brevemente tres puntos:
- Conocer lo que significa casarse. Distinguir entre “Sí, quiero” y “Sí, me apetece”.
Significa, como venimos diciendo, haber superado el nivel1. Reconocer que esta decisión implica un cambio en mi
vida, una exigencia y un compromiso. Dejo de ser soltero/a y paso a ser
casado/a.
- Tener conciencia de que tomo esta decisión libremente, sin
condicionamientos previos (embarazo, familia del otro, deseo de tener la
experiencia de la celebración, el glamour…)
- Tener aptitudes para desempeñar las facetas de la vida familiar:
la convivencia, el esfuerzo, el espíritu de sacrificio, la educación de
los hijos. La educación actual está dando lugar a sujetos inmaduros, poco
autónomos y capaces de tomar decisiones. En algunos casos, la sobreprotección
de los padres ha hecho estragos y se perpetúan actitudes adolescentes, que
son un lastre para la vida matrimonial.
He aquí una de las
causas de separación. Se unen dos personas que no tienen la suficiente madurez.
En muchos casos uno actúa como padre/madre del otro/a. Esto va contra la propia
realidad matrimonial, que implica una reciprocidad, un dar y recibir.
- Es muy importante tener criterios o principios morales que pueden
construir en común, que no se opongan; estar de acuerdo en temas
fundamentales que son pilares del edificio que queremos construir. Para
los cristianos, la fe es un tesoro fundamental, la herencia más preciosa
que hemos recibido y que queremos transmitir a nuestros hijos. En caso de
no compartir la fe, sí es preciso garantizar un mínimo razonable para
poder vivir el matrimonio como camino de plenitud de personal. Por ejemplo,
un cristiano no debe casarse con alguien que admita el aborto, que no
quiera tener hijos o que esté de acuerdo con la poligamia.
Vivamos
el amor con los ojos abiertos. Se dice muchas veces que el amor es ciego. Esto
hace referencia solo a la etapa del enamoramiento. En realidad, el amor -tal y como nos los
describe San Pablo- es la manera de vivir más lúcida que existe. Es la manera
que nos hace crecer. El matrimonio es un camino de madurez personal y de
plenitud. El ser humano no está nunca del todo preparado para las grandes
decisiones que marcarán su historia; más bien, se va haciendo camino al andar y
se va madurando en este recorrido vital. Esto nos da un precioso horizonte y
una mirada de esperanza.
DIÁLOGO
Compartimos por parejas sobre el tema y sobre
estos puntos:
Ø ¿Somos capaces de hablar de todo, con sinceridad, transparencia y
respeto?
Ø ¿Hemos caminado en aceptar nuestras diferencias: carácter, ideas y
criterios?
Ø ¿Tenemos una unidad en la fe? Si no es así, ¿compartimos principios y
valores morales similares?
ORACIÓN FINAL
Señor
Dios,
haz
que nuestro amor
sea
cada día más verdadero.
Estamos
llamados a un amor eterno,
como,
Tú, Padre, eres eterno.
A
través de nuestra decisión, sincera y valiente,
de
entregarnos para toda la vida y de ser el uno para el otro,
Tú
nos regalas tus mismas cualidades:
la
paciencia, la compasión, el perdón, la ternura.
Espíritu
Santo, moldea nuestros corazones
que
están llamados a un amor en plenitud.
Amén
CANCIÓN
·
“Nada valgo sin tu amor” de Juanes
www.youtube.com/watch?v=zWjXipKSjdg
PELICULA
- “Un paseo para recordar” (https://gloria.tv/video/oH16J7q3QH7k2YUJg4zpSUjev)
ORACIÓN
“El
amor es paciente, es servicial, el
amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza,
no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que
goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta.” (1Co 13, 4-7)
El amor no se
alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad
El amor no puede
alegrarse nunca con el mal del otro, incluso aunque ese mal sobrevenga por
circunstancias propiciadas por el que lo sufre.
La alegría, el amor y la verdad van de la
mano. Son tres hermanas inseparables. El que ama, sufre; pero encuentra en el
amor el sentido de la vida, y en esa dirección está el gozo. No hay gozo para
el que se encierra en sí mismo, para el que no ve con alegría el bien del otro,
para el que vive mirando solo para su ombligo.
Por otro lado, el amor y la verdad
siempre van juntos. Esta es otra clave muy importante para nuestra vida. No se
puede mentir por amor. La mentira mata el amor, porque destruye la confianza.
La familia es el lugar donde se aprenden
estos valores: la sinceridad, la justicia, la honestidad… y también el lugar
donde celebrar los logros de cada miembro.
REFLEXIÓN
Dos enamorados quieren estar juntos,
hablar, compartir, disfrutar uno del otro. Así… hasta un momento en que se
maduran decisiones, se plantean una vida en común. Esto es común a todos los
novios. ¿Y si no aparece este planteamiento? Entonces, es que el noviazgo ha
perdido su esencia; los novios se han hecho viejos siendo novios.
Hay, básicamente,
tres opciones:
ü Vivir juntos. Es hoy
la opción mayoritaria.
ü Matrimonio civil. Es la
segunda opción. Se celebra ante el juez, el alcalde o un funcionario señalado
legalmente, junto con dos testigos mayores de edad. Casarse por lo civil establece
un lazo legal. Los esposos adquieren un compromiso, ante la comunidad allí
reunida, de cuidarse, respetarse, ayudarse y llevar adelante las obligaciones
de atender a la familia.
ü Matrimonio cristiano. Al
decidir casarse por la iglesia, los novios van a recibir un sacramento.
¿Qué son los sacramentos?
Los sacramentos son gestos, símbolos,
acciones –como lavar y ungir, partir el pan y compartir la copa- que pueden
captarse con los sentidos, pero cuyo significado y poder va mucho más allá de ellos mismos.
Como señala el Catecismo de la Iglesia Católica, Cristo mismo ha instituido estos
signos exteriores y sensibles para dar su ayuda y su gracia a las personas de
todos los tiempos; para comunicar, a través de la Iglesia, la vida divina. Es
decir, que a través de los sacramentos, Cristo nos abraza, nos sana, nos
alimenta, viene a nosotros y nos da su vida.
Recibir un sacramento supone, en la
persona que lo recibe, un mínimo de fe; es necesaria también una formación y
preparación para recibirlo, porque esto hace que la disposición humana a la
bendición de Dios sea mayor. O sea, es preciso saber lo que estamos haciendo y
hacerlo no como algo aislado sino como parte de una vida espiritual. Me acerco
a Dios y quiero recibir todo lo bueno que Dios me quiere dar en este
sacramento.
Si atendemos solo a lo que se ve,
alguien podría decir que la Eucaristía es un sacerdote que toma un trozo de
pan, bebe vino de una copa y después algunos de los presentes comen también del
mismo pan.
Por otra parte, los sacramentos, en su
simbolismo, en mil detalles de su celebración, están vinculados a la experiencia de la
Iglesia y son incomprensibles cuando se los desvincula de
esa experiencia. Es como el lenguaje de una familia, de un pueblo: sólo quien
está dentro lo comprende bien. Sólo quien se adhiere de corazón a la Iglesia,
sólo quien se deja enseñar por ella y crece en ella, podrá apropiarse plenamente
de la riqueza de los sacramentos.
Existen siete sacramentos instituidos por
Jesús, que corresponden a las diferentes etapas de la vida: Bautismo, Confirmación, Eucaristía,
Penitencia, Unción de los enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio.
Los tres sacramentos de iniciación cristiana -el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía-,
los sacramentos de curación -la Penitencia y la Unción de los enfermos-
y los que están al
servicio de la comunión y misión de los fieles -el Orden sacerdotal y el Matrimonio- dan
nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe.
Los sacramentos forman un organismo en
el que cada uno tiene su lugar vital, si bien la Eucaristía ocupa un lugar
único. El sacramento del Matrimonio
purifica, eleva y fortalece el amor conyugal del hombre y la mujer; y toda esta
gracia mana de la Eucaristía,
que contiene al mismo Cristo.
El Matrimonio es -para la Iglesia- un
sacramento, porque Dios y toda su familia en la tierra se implican con vosotros
para acompañaros y ayudaros. Es un
sacramento porque no es simplemente el modo en que los humanos tienen de
aparearse, o una bonita manera de celebrar el amor. Dios mismo os abraza ese
día y os quiere regalar sus mismas cualidades, su poder para este camino que
iniciáis el día de vuestra boda. Os regala el don de la fidelidad, el respeto,
la fortaleza, la valentía…
Características del Sacramento del Matrimonio
-Mostraremos
a los novios el Ritual del Sacramento del Matrimonio-
Todo sacramento tiene materia, forma y ministro.
El Bautismo, por ejemplo… La materia es el agua. La forma: “Miguel, yo te bautizo en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. El ministro es el sacerdote, el diácono
o -en peligro de muerte o situación excepcional- un laico.
El Sacramento del Matrimonio tiene unas
características propias:
1.
Ya existía el Matrimonio antes de Jesús. La ley natural de hombre
y mujer, llamados a vivir el amor y hacerlo fecundo. Ya existía la familia como
célula de la sociedad.
2.
La materia del Sacramento
del Matrimonio son los esposos, su persona hecha de carne y de espíritu; barro
sobre el que sopló Dios. El hombre y la mujer que se van a prometer amor para
siempre son ellos la materia.
3.
La forma del sacramento
son las palabras que os vais a prometer. La Iglesia le llama consentimiento.
Yo,...,
te quiero a ti, ..., como esposa, y me entrego a ti, y prometo serte fiel en
las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de
mi vida.
Estas palabras que os decís el uno al
otro constituyen en sí mismas el sacramento que es un vínculo para toda la
vida. Dios confía en sus hijos, hombres y mujeres de carne y hueso, y en estas
palabras con las que se comprometen libremente.
4.
Los anillos y las arras son símbolos que completan y
expresan lo que acabáis de prometer.
5.
El sacerdote no es el ministro del Sacramento del Matrimonio.
Los ministros sois los novios.
·
Los novios sois la materia.
·
Los novios pronunciáis las palabras del
consentimiento.
·
Los novios sois los ministros.
¡Vosotros
sois los protagonistas!
A
través de este sacramento de vocación, la Iglesia os declara marido y mujer.
Pasáis a ser “Iglesia doméstica”, pequeña iglesia donde está Dios presente.
Vuestro hogar es un templo que tiene dos altares. El primero es la mesa, donde
se comparten los alimentos, las conversaciones, las sobremesas, donde se
aprende a dialogar, a escuchar al otro. Y el otro altar es la alcoba, donde los
esposos comparten la entrega de sus cuerpos, “el abrazo conyugal”, como culmen
de su amor.
DIÁLOGO
Compartimos
por parejas sobre el tema y sobre estos puntos:
Ø Vemos cómo, a veces, los sacramentos se viven de forma superficial,
sin entrar en la profundidad de su significado… ¿Habéis hablado entre vosotros
de este tema?
Ø ¿Compartís la misma fe? ¿Existen diferentes criterios entre vosotros,
aun compartiendo la fe?
ORACIÓN FINAL
Dios
Padre, fuente de Amor,
abre nuestros corazones y nuestras mentes
para reconocer en Ti el origen y la meta de nuestro camino de novios.
abre nuestros corazones y nuestras mentes
para reconocer en Ti el origen y la meta de nuestro camino de novios.
Jesucristo,
esposo amado,
enséñanos la vida de la fidelidad y del respeto,
muéstranos la verdad de nuestros afectos,
haznos disponibles al don de la vida.
enséñanos la vida de la fidelidad y del respeto,
muéstranos la verdad de nuestros afectos,
haznos disponibles al don de la vida.
Espíritu
Santo, fuego del amor,
enciende en nosotros la pasión por el Reino,
la valentía de asumir decisiones grandes y responsables,
la sabiduría de la ternura y del perdón.
enciende en nosotros la pasión por el Reino,
la valentía de asumir decisiones grandes y responsables,
la sabiduría de la ternura y del perdón.
Dios, Trinidad del Amor,
¡guía nuestros pasos!
Amen
¡guía nuestros pasos!
Amen
(Encuentro de Novios con el Papa
Francisco en la Plaza de San Pedro,
14 de febrero 2014, San Valentín)
PELÍCULA
ORACIÓN
“El
amor es paciente, es servicial, el amor no tiene envidia, no hace
alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se
irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza
con la verdad. Todo lo disculpa,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1Co 13, 4-7)
El amor todo lo disculpa
Este
himno al amor se completa con cuatro expresiones que hablan de totalidad. El
amor todo lo disculpa. Es una manera de subrayar con fuerza el dinamismo del
amor, que es capaz de vencer toda dificultad y afrontar cualquier amenaza. Esto
es contracultural, es decir, va en contra, de todo lo que nos bombardea la
televisión, el cine, la prensa, la cultura actual… Todo a nuestro alrededor nos
habla de provisionalidad, de vivir solo el momento presente; un ambiente que no
promueve el amor y la entrega.
El Papa
Francisco habla constantemente de esta dificultad:
“Esta
«cultura de lo provisorio» es evidente en el ámbito afectivo, como demuestra
«la velocidad con la que las personas pasan de una relación afectiva a otra».
Naturalmente, este modelo de relaciones sentimentales, de usar y tirar, están
hechas al gusto del consumidor o a imitación de las redes sociales «que se
pueden conectar o desconectar e incluso bloquear rápidamente». Así que los criterios que utilizamos con los
objetos materiales los aplicamos también a las personas” (E. A. Amoris Laetitia).
Añadimos un aspecto más, que nos quiere de esta frase. El amor “guarda
silencio” ante lo malo que haber en la otra persona. Implica limitar nuestro
juicio condenatorio. “No habléis mal unos de otros, hermanos” (Sant 4, 11).
REFLEXIÓN
“Para unir es preciso amar, para amar es
preciso conocer, para conocer es preciso ir al encuentro del otro”. Con esta
frase encabezábamos nuestra tarjeta de invitación cuando nos casamos. Para ir
al encuentro del otro es necesaria la comunicación.
¿Qué es comunicarse?
No es
lo mismo hablar que comunicarse. Pero la comunicación es un logro difícil.
Muchos piensan que como hemos aprendido a hablar y oír, ya sabemos comunicarnos
y eso es lo mismo que decir: “Como somos capaces de tocar las teclas de un
piano, también podemos componer música armoniosa”.
La
buena comunicación requiere esfuerzo, trabajo y aprendizaje. Es algo en lo que
necesariamente hay que invertir tiempo.
¿Para qué comunicarse?
Sólo
se ama lo que se conoce. Cuanto más descubro de mí mismo y soy capaz de comunicarlo,
enriquezco la pareja. Por experiencia sabemos que en nuestras relaciones con
los demás (comunicación) nos jugamos la felicidad. De ahí que en las relaciones
de una pareja sea tan importante la comunicación.
Ocurre
que donde termina la comunicación, toman el relevo la fantasía o la imaginación
y, con suma frecuencia, para nuestro propio perjuicio. Cuando ocultamos
nuestros verdaderos pensamientos, nuestras emociones, simulamos, nos ponemos
máscaras o adoptamos determinadas actitudes, dejando al otro la tarea de
interpretar nuestras intenciones y el resultado es siempre el malentendido.
Los
malentendidos, normalmente, suelen tener consecuencias desastrosas. Por el
contrario, la buena comunicación nos evita sufrimientos, malentendidos
innecesarios y contribuye a la creación de relaciones profundas y verdaderas.
¿Cómo nos comunicamos?
La
primera dificultad surge ante la diferente manera que tenemos, hombre y mujer,
de abordar la comunicación.
El hombre tenderá a hablar para solucionar temas; la mujer para comunicar sentimientos, estados de ánimo. Se suele decir que
la mujer es más emocional y el hombre más racional.
Se
sabe que hay seis tipos o categorías de emociones y estas son: miedo, sorpresa,
aversión, ira, alegría y tristeza. Estas seis emociones se constituyen en
sentimientos cuando se prolongan en el tiempo y se hacen conscientes a través
de nuestra razón, dejando, como consecuencia, una huella más profunda en
nosotros.
DIEZ CONDUCTAS VERBALES POSITIVAS
- Ser positivo/a. “Me gusta la forma en que tú…”
- Ser flexible.
- Ser breve.
- Ser abierto/a.
- No estar a la defensiva.
- Personalizar los comentarios: “Yo”, “a mí”, “creo que”, “en mi
opinión”.
- Hacer constar los acuerdos, cuando estos tienen lugar.
- Valorar el tono de la voz.
- Expresar afecto.
- Utilizar una franqueza “comedida” y no una franqueza “brutal”.
DIEZ CONDUCTAS VERBALES NEGATIVAS
- Regañar.
- Interrumpir.
- Exagerar los aspectos negativos de las cosas y de las personas.
- Descalificar al otro porque tiene opiniones diferentes.
- Generalizar recurriendo al uso de términos como: “siempre”,
“nunca”.
- Centrarse en cuestiones poco importantes y soslayar el tema
principal.
- Exigir y amenazar.
- Insultar.
- Ser sarcástico/a.
- Recurrir a críticas hirientes.
ALGUNAS CLAVES para lograr una BUENA COMUNICACIÓN
Es esencial ser sinceros con uno mismo
Esta
clave es la primera, porque si no somos sinceros con nosotros mismos puede
haber dos razones: No busco una relación sincera y me guardo cosas que no
quiero compartir, esta actitud lleva a una relación que será dañina para uno
mismo y para el otro/a. O bien no me conozco a mí mismo, estoy todavía en una
etapa inmadura, adolescente, no sé lo que quiero realmente, vivo en la superficie
de las cosas y para que haya auténtica relación de pareja tiene que haber dos
identidades.
Expresar sentimientos es importante
Las personas, normalmente, no tenemos
muchos pensamientos originales. Lo original suelen ser los sentimientos. Es por
eso que es fundamental aprender a ser capaces de expresar los sentimientos
positivos y negativos con la pareja. Así ganaremos en la calidad de nuestra
comunicación.
Estar enamorado no significa conocer bien a la persona amada
No
podemos esperar a “adivinar” lo que al otro le pasa. Debemos manifestar los
sentimientos. Y no solamente con el lenguaje verbal, sino con gestos, tono de
voz, ritmo del habla, los cuales también forman parte de la comunicación. Un
gesto dice mucho más que las palabras.
La comunicación es un arte
No es
automática, debe aprenderse; no es fácil, pero vale la pena. Contemos con la
gracia de Dios, la cual a través del sacramento del matrimonio se compromete a
ayudarnos.
El
silencio no es la mejor medicina para evitar los conflictos. Puede hacernos
acumular mucho resentimiento y frustración. Tampoco decir al otro todo lo que
se le pasa por la cabeza, sin medir las palabras y sin esperar el momento
oportuno.
Escuchar(nos)
Con
frecuencia cuando desempeñamos el papel de oyentes, nos sentimos impulsados a
hablar, a aconsejar. La mayor parte de las veces lo que el otro necesita es que
seamos accesibles y mostremos empatía.
Aceptar
al otro donde se encuentre, ya que somos seres “en proceso”, que evolucionamos,
crecemos.
Mejor
que aconsejar, sugerir.
Perdonar(nos)
Es muy
difícil convivir con alguien sin hacerle daño y a veces profundamente.
Pedir perdón sin reservas, decididamente, con
sinceridad, exponiéndote de modo vulnerable si es necesario. Corriendo el
riesgo.
Si
perdonas, hazlo sin la venganza que aleja del amor sincero, y agradece el acto
de perdón. Y si estamos muy “trabados”, nos cuesta dar el primer paso;
busquemos un gesto sencillo. Como poner mermelada en la tostada del otro,
dejarle preparada la pasta de dientes en el cepillo del otro. Algo que sea como
levantar la bandera blanca.
Y terminamos
con una sugerencia que a nosotros nos dio un sacerdote amigo hace años: “Besar
las alianzas”. Cuando nos casamos prometimos ser fieles; si estamos enfadados,
no estamos siendo fieles al otro.
DIÁLOGO
Debemos estar
motivados para comunicarnos…
- ¿Quiero compartir con
mi pareja mi auténtica personalidad o prefiero ofrecerle una falsa?
- ¿Qué sufrimientos nos
ha causado la comunicación en las relaciones que hemos tenido hasta hoy?
- ¿Qué recompensas y
alegrías nos ha supuesto la buena comunicación en las relaciones que hemos
tenido hasta hoy?
ORACIÓN FINAL
Señor
Dios,
haz
que nuestro amor
sea
cada día más verdadero.
El
amor todo lo disculpa,
nos
pone en un camino que
podemos
considerar inalcanzable.
Tenemos
que mirar tu Amor en la Cruz,
para
poder lanzarnos a esta aventura del amor esponsal.
Tú en
medio de nosotros dos.
Tú
nos muestras el amor que todo lo puede,
Todo
lo espera, todo lo disculpa.
Enséñanos
a amar, Tú, Jesucristo.
Amén
PELÍCULA
ORACIÓN
“El
amor es paciente, es servicial, el
amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza,
no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se
alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta.” (1Co 13, 4-7)
El amor todo lo
cree
Este “creer”
hay que entenderlo en el sentido de confiar.
Hay
una brasa que consigue reavivar el fuego, una pequeña luz que ilumina la
oscuridad: la confianza. No dejéis que entre la desconfianza en vuestra
relación. Cuando haya una sospecha, una duda, un miedo, un malentendido, una
grieta… tratad de restaurar esa situación lo más rápidamente posible.
La
confianza hace posible una relación de libertad. La verdadera confianza nos
advierte que no es necesario controlar al otro, seguir sus pasos para evitar
que escape de nuestros brazos. Una actitud así revela un amor inmaduro y
posesivo. El amor confía, deja en libertad, renuncia a controlarlo todo, a
poseer, a dominar.
Una
familia donde reina una básica y cariñosa confianza, y en la que siempre se
vuelve a confiar a pesar de todo, permite que brote la verdadera identidad de
sus miembros, y hace que espontáneamente se rechacen el engaño y la falsedad, que dañan el amor.
REFLEXIÓN
Todos los novios
preparan su banquete de bodas, detallan menú, lo conocen bien por haberlos
elegido ellos. Conocen cómo estará adornado el templo, quién va a ser el
fotógrafo…Muchos, en cambio, no saben cómo va a ser la celebración. Simplemente
esperan que el sacerdote haga todo.
¿Qué
pensaríais de unos novios a los que se le pregunta por lo que se va a comer en
su boda y no lo saben? Han dejado que el restaurante lo decida… ¿O de una novia
que no ha elegido personalmente su traje nupcial? Lo ha dejado en manos de otra
persona. Pues lo mismo ocurre con los novios que llegan al templo el día de su boda
sin haber preparado la ceremonia: no saben lo que van a vivir, están nerviosos,
despistados. No pueden aportar nada a sus familiares y amigos.
Para
poder vivir la celebración de
vuestro matrimonio, para que los que os acompañan puedan sentirse partícipes,
profundizaremos en la ceremonia del matrimonio. Esta ceremonia tiene su sentido
propio, con sus signos particulares y momentos muy importantes y es muy valioso
conocerlos.
Antes
que nada, reiteraros que los celebrantes
sois vosotros, sois los
protagonistas, los que actúan en el momento central de la boda. El sacerdote es
necesario, sí, pero no el protagonista. Él va a confirmar vuestra unión, libre
y voluntaria. También los invitados, los asistentes tienen su papel. No fueron
a ver un espectáculo, representan a la Iglesia que celebra, son la Iglesia que
se hace visible y está presente.
Los signos (consentimiento, darse las manos mutuamente, alianzas, arras) sirven
para manifestar el amor de los contrayentes y la bendición del sacerdote
manifiesta que ese amor es un don y un compromiso de Dios con vosotros.
Para
la participación en la eucaristía y para recibir el sacramento del matrimonio,
debéis prepararos con el sacramento de la reconciliación.
Pues
todo esto requiere de varias reuniones con el sacerdote que va a presidir la
Eucaristía y os acompaña en este momento tan importante. Con él conoceréis el Ritual del Sacramento del Matrimonio y
podréis ir preparando toda la celebración, haciéndola viva, familiar y dándole
a todos los signos el significado que tienen. En una palabra, la tenéis que hacer vuestra,
porque es vuestra boda.
ESTRUCTURA de la CELEBRACION del
MATRIMONIO
-ENTRADA-
- Acogida de los contrayentes: Aconsejad a vuestros invitados que os esperen dentro de la iglesia,
ya sea sugiriéndolo en las invitaciones o que haya un responsable de
transmitir este mensaje. Sería bueno que haya un coordinador o maestro de
ceremonias, que va guiando o saliendo al paso de algún detalle que no
estaba previsto… Todo esto os dará tranquilidad. Al llegar delante, sería
bueno que se os viera, que no os pusierais de espaldas a la gente.
- Monición de entrada: Este saludo inicial es importante porque hace que todos se
sientan acogidos, todos han sido invitados a estar allí en ese momento,
pero algunos no se conocen entre sí, por eso es necesario este saludo a
todos para hacerles sentir comunidad, familia. Es un momento de abrir
corazones y disponerlos para no estar pasivos. Puede hacerla el sacerdote, podéis
hacerla vosotros, o algún familiar o amigo vuestro.
- LITURGIA DE LA PALABRA –
- La Palabra de Dios que se proclama al comienzo de la celebración,
tiene que ayudarnos a crear un clima de “lo importante comienza ahora…” Es importante la elección de los textos:
recoger aquellos que más nos interpelen y nos animen a vivir ese proyecto
matrimonial. Hablar sobre ello con quién va a presidir la eucaristía y ofrecer
entre vuestros invitados las lecturas que se leerán ese día. La lectura
del Evangelio la realiza el sacerdote.
- Homilía: El
sacerdote, una vez leído el Evangelio y apoyándose en la palabra de Dios proclamada,
hará una reflexión.
-LITURGIA
SACRAMENTAL-
- Interrogatorio o Escrutinio: El sacerdote pregunta a
los novios, delante de la asamblea reunida, acerca de la decisión
fundamental que cambiará el rumbo de sus vidas. Les hará tres preguntas (son
las mismas que constan en el expediente matrimonial), sobre tres
requisitos: la libertad, la indisolubilidad y la paternidad-maternidad.
- Consentimiento: Tras haber contestado a las preguntas, el sacerdote invitará a los
novios a expresar el consentimiento (de acuerdo a la elección de una de
las fórmulas). Expresaréis este consentimiento después
que el sacerdote os diga: “Así pues, ya que queréis contraer santo
matrimonio, unid vuestras manos, manifestad vuestro consentimiento ante
Dios y su Iglesia”.
ü
1ª FORMULA:
Novio: Yo, –nombre del novio– te recibo a ti, –nombre de
la novia– como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad
y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte
todos los días de mi vida.
Novia: Yo, –nombre de la novia– te quiero a ti, –nombre
del novio– como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la
prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y
respetarte todos los días de mi vida.
ü
2ª FORMULA:
Sacerdote: –nombre del novio– ¿quieres recibir a –nombre de
la novia– como esposa, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la
adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así, amarla y respetarla todos
los días de tu vida?
Novio: Sí, quiero.
Sacerdote: –nombre de la novia– ¿quieres recibir a –nombre
del novio– como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la
adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así, amarlo y respetarlo todos
los días de tu vida?
Novia: Sí, quiero.
ü
3ª FORMULA
(ritual valentino):
Novio: Yo, –nombre del novio– te quiero a ti, –nombre de
la novia– como legítima mujer mía y me entrego a ti como legítimo marido tuyo,
según lo manda la santa Madre Iglesia Católica.
Novia: Yo, –nombre de la novia– te quiero a ti, –nombre
del novio– como legítimo marido mío y me entrego a ti como legítima mujer tuya,
según lo manda la santa Madre Iglesia Católica.
ü
4ª FORMULA:
Novio: –nombre de la novia–, ¿quieres ser mi mujer?
Novia: Sí, quiero.
Novia: –nombre del novio–, ¿quieres ser mi marido?
Novio: Sí, quiero.
Novio: –nombre de la novia–, yo te recibo como esposa y
prometo amarte fielmente durante toda mi vida.
Novia: –nombre del novio–, yo te recibo como esposo y
prometo amarte fielmente durante toda mi vida.
- Imposición de los anillos: Los anillos, signo visible de la alianza matrimonial. Son
redondos, no tienen principio ni fin, símbolo de eternidad. Símbolo de la unidad y el amor para
siempre. Comienza él poniendo el anillo a ella.
- Entrega de las arras: Se trata de trece monedas, que una vez bendecidas por el sacerdote,
son entregadas por el uno al otro. Signo de que todo en el matrimonio va a
ser compartido. Trece: Los meses del año más aquello que vamos a compartir
con los pobres. También comienza él.
- Oraciones de los fieles: Preparad las oraciones; pedid a familiares o amigos que pasen a
leerlas.
Aquí
finaliza la celebración del sacramento del matrimonio.
-LITURGIA EUCARÍSTICA-
- Ofrendas: Los
esposos pueden participar en la presentación de las ofrendas. O pedir a
familiares/amigos que las presenten en el altar. Puede haber la ofrenda de
algún objeto que sea signo para vosotros.
- Comunión bajo
las dos especies. Resalta la significación del matrimonio como expresión
de la nueva alianza.
- Bendición de despedida: El sacerdote pronuncia sobre los esposos la Bendición Nupcial.
Dad
gracias a los invitados por haberos acompañado y haber sido testigos de vuestra
unión.
DIÁLOGO
Compartimos
por parejas sobre el tema y sobre estos puntos:
Ø ¿Qué os ha llamado la atención de la reflexión?
Ø ¿Cómo estáis situados cada uno en relación a vuestra boda? ¿Qué sueños
hay en vosotros? ¿Os encontráis en unidad o en disparidad?
Ø ¿Qué aspectos de la celebración os acercan más a Dios y cuales os
resultan más difíciles de entender?
ORACIÓN FINAL
Señor,
Tú eres un Dios que camina con nosotros.
Estamos
ya preparando nuestra boda.
En
nuestro corazón hay deseos de una entrega para siempre.
Sabemos
que solos no podemos.
Queremos
que Tú, Padre, nos abraces en este día tan importante.
Que
Jesús el Señor bendiga nuestro amor.
Que Tú,
Espíritu Santo, vengas a nosotros
y hagas
posible este amor para siempre
que nos
vamos a prometer el día de nuestra boda.
Tú pones
tu confianza en nosotros,
crees
en nuestro amor.
Y
nosotros… ¡confiamos en Ti!
¡Bendice,
Señor, la obra de nuestras manos!
Amén
PELÍCULA
·
“El
Diario de Noah” (2004).
13. Vida matrimonial: claves para el camino
ORACIÓN
“El
amor es paciente, es servicial, el
amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza,
no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se
alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo
soporta.” (1Co 13, 4-7)
El amor todo lo
espera
Sí, aún hay más… “El amor no desespera del futuro”. Después del rotundo todo lo cree, que es la fe y la
confianza, viene la virtud de la esperanza.
Es preciso insistir en esa espera como una actitud permanente: esperar que
siempre sea posible la maduración, que se dé la sorpresa, que brote la belleza,
que las potencialidades más ocultas del otra germinen algún día.
En el Libro de los Proverbios tenemos el
pasaje de la mujer hacendosa; este texto es también para el hombre, porque va
enunciando las cualidades domésticas del genio femenino, que pertenecen también
al varón: “Fuerza y dignidad son su vestidura, y sonríe al
futuro” (Prov 31, 25). Esta es la virtud de la
esperanza: nos hace mirar al futuro con alegría, con paso firme y, sin en un
momento caemos, nos volvemos a levantar y continuamos el camino.
Con todo realismo, hay que decir que la
espera implica aceptar que algunas cosas no van a suceder como las habíamos
planeado. En toda vida matrimonial el proyecto inicial es marcado por sucesos
inesperados y dolorosos que Dios toma en su mano para sacar bien de ellos. Nuestra
vida aquí es aprender a caminar en la imperfección hasta llegar al Cielo que es
la perfección.
REFLEXIÓN
«Quien halla
esposa/o, halla la felicidad» (Prov 18, 22)
Enamorarse es fácil. Lo difícil, lo
realmente valioso es permanecer enamorados.
Este amor que perdura en el
tiempo, capaz de superar crisis y dificultades, es el amor que os vais a
prometer el día de vuestra boda y que
puede haceros felices para siempre.
Un error común al comenzar la vida
matrimonial es pensar: “Hay amor entre nosotros, luego todo va a ir
bien”. Esto no es verdad. El amor de
pareja es algo muy complejo, sobre todo cuando hombre y mujer deciden compartir
sus vidas para siempre: dos personas con distintas psicologías, distintas necesidades, distintas
formas de pensar y vivir… y, aun así, llamados a formar un proyecto común. Esto
significa que hay mucho trabajo por delante, pues la armonía de una pareja no
es automática ni funciona para siempre solo por estar enamorados.
Podemos
vivir el amor que nos tenemos de dos modos diferentes. Si vivimos el amor como
un estado, nos hace decir: “¡Estamos enamorados!” Esto suena a algo estático,
como si no tuviéramos nada que hacer con nuestro amor. De este modo,
probablemente, más tarde o más temprano, dejéis de estar enamorados.
La otra
manera de vivir vuestro amor es como una actividad. Decimos: “¡Nos
queremos!”. Y esto suena a algo
activo. El amor es una realidad que nos hace desear vivir juntos, formar una
familia; nos invita a soñar con un proyecto común en el cual nos vamos a ayudar
y sostener mutuamente. Suena a elección y a disposición de superar las
dificultades que puedan surgir. Suena a la alegría de verse acompañado en el
camino de la vida.
La unidad que crea el Sacramento del
Matrimonio hace que el hombre y la mujer casados estén más próximos el uno al
otro que a ninguna otra persona o que a ninguna otra cosa.
¿Cómo permanecer en esta unidad? ¿Qué
hacer para que nuestra relación no se deteriore al cabo del tiempo? ¿Es posible
seguir queriéndonos, después de los años, como nos queremos ahora que nos vamos
a casar?
CLAVES para el camino
1.- El
camino común exige elaborar un proyecto de pareja: pararse a pensar en los
elementos necesarios para que este proyecto sea duradero y no solo para unos
años.
2.- Sed conscientes de que los primeros años de
matrimonio son un periodo de aprendizaje y cuidado especial; un tiempo de retos
y desafíos nuevos compartidos entre los dos.
3.- Vigilad que vuestro amor siga teniendo estas
cualidades:
- Un amor que respeta al otro, porque es valioso para mí, yo lo
elegí, lo amo y quiero su felicidad.
- Un amor que cuida al otro, ayudándole a sacar lo mejor de sí mismo,
a que sea cada vez mejor persona.
- Un amor que conoce al otro. Cada persona es única, especial y…
complicada. Tengo que esforzarme por conocerla y amarla cada vez mejor.
- Un amor que se responsabiliza del otro. No puedo sentirme
indiferente a lo que el otro siente, hace, piensa. Me comprometo el día de
la boda a estar a su lado en toda circunstancia, situación y dificultad.
4.- No os dejéis ahogar por el trabajo, compaginad el trabajo y el ocio;
tiempo para vosotros y tiempo para los demás. Tened claro que los días de
descanso… ¡son días de descanso! Cuidad especialmente el Domingo; es el día de
celebrar la Eucaristía, de vivir en familia.
Tomás
Melendo, experto en matrimonio y familia, casado y padre de 7 hijos,
recomienda el siguiente esquema, que él afirma haber cumplido a lo largo de
toda su vida matrimonial:
- Cada
día, unos minutos para el cónyuge, a solas para disfrutarlo.
- Cada
semana, una tarde para él/ella.
- Cada
año, alguna escapada extra.
“Esto
-señala- hay que buscarlo y apuntarlo en la agenda, ya que si no lo has
apuntado y lo desplazas, no lo reagendas”. Agrega que no hay que tenerle miedo
a ser romántico y que la peor política económica en la familia y el matrimonio
es ahorrar en felicidad. “Hay que hacer atractivo el enamorarse cada día más,
ya que el enamoramiento se pasa si tú no quieres mantenerlo”, asegura.
5.- Estar acompañados de otras familias, compartir tiempo con ellas. Saber
que, como matrimonio, necesitáis de otros matrimonios y vuestros hijos
necesitarán de otros hijos. Así, las familias se fortalecen.
6.- El diálogo es la respiración de la familia y, fundamentalmente, del
matrimonio. Es difícil, pero totalmente imprescindible. No tiréis la toalla
ante la dificultad que representa mantener diálogos y conversaciones sinceras
entre vosotros, no solamente sobre las cosas materiales y de funcionamiento de
la familia. Daos tiempo para el dialogo profundo, para abrazaros y contemplaros
con ternura, para valoraros y fortalecer vuestra relación; en resumen, daos un
tiempo de calidad.
7.- Vivid en clave de bendición. Bendecir significa: «Decir bien». Pues
vivid diciendo bien el uno del otro todos los días. Bendecíos y bendecid a
vuestros hijos. “Sed comprensivos, fraternales, misericordiosos y humildes. No
devolváis mal por mal, al contrario, bendecid, sí, pues habéis sido llamados a
heredar la bendición” (1Pe 3, 8-9).
8.- Que vuestro hogar esté habitado por Dios. En el Sacramento del Matrimonio hay una
oración muy especial que el sacerdote hace sobre los esposos: pide el Espíritu
Santo. Buscad que vuestra vida sea habitada por el Espíritu Santo y se alejen
de ella todos los espíritus con minúscula de egoísmo, incomprensión, celos,
envidia, recelos…
El balance que debe ir haciendo un
matrimonio es:
- ¿Nuestro amor nos hace
crecer con el paso del tiempo?
- ¿Nuestro amor
nos hace cada
vez mejores personas?
- ¿Estamos ahora más unidos
que cuando nos casamos?
- ¿Encontramos sentido a
nuestra vida en nuestro proyecto juntos?
Si la respuesta es sí a los
cinco, diez, quince, veinte o más años… entonces podéis estar seguros de la
verdad y de la bondad de vuestro amor.
DIÁLOGO
El
proyecto de pareja exige dialogar y llegar a acuerdos importantes sobre vuestra
vida juntos. Por parejas, en este rato, elegid uno de estos puntos para hablar
entre vosotros, sabiendo que son temas que tendrán que ser revisados y
actualizados durante toda la vida matrimonial.
- La relación con las familias respectivas.
- Vuestra sexualidad.
- La manera de administrar el dinero y los bienes.
- Los hijos.
- Vuestra relación con Dios: vuestra fe.
- El modo de compaginar el trabajo y las responsabilidades familiares.
- Las diversiones, amigos, tiempo de ocio y vacaciones.
ORACIÓN FINAL
Te damos gracias, Señor, por el don el amor,
que nos llena de profunda alegría.
Ayúdanos para que no malgastemos esta riqueza
que Tú pusiste en nuestros corazones.
Enséñanos que el amor es don.
Queremos colaborar contigo en esta tarea
para que este amor llegue a su plenitud.
Enséñanos para hacer fecundo nuestro amor.
Haznos dignos el uno del otro;
que seamos ayuda y modelo.
Ayúdanos en nuestra preparación al matrimonio,
a su grandeza, a su responsabilidad, a su belleza.
CANCIONES
- «Desde que estamos juntos». Melendi. (www.youtube.com/watch?v=EjESTfLVQfY&feature=youtu.be)
- «Someday». Michael Bublé. (www.youtube.com/watch?v=YXwuNcVxzII)
- «Everything». Michael Bublé. (www.youtube.com/watch?v=XcCPZxhWmtY&feature=youtu.be)
14. El don de la vida
ORACIÓN
“El
amor es paciente, es servicial, el amor no tiene envidia, no hace
alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se
irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza
con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1Co 13,
4-7)
El amor todo lo
soporta
El amor sobrelleva
con espíritu positivo todas las contrariedades. El amor es capaz de mantenerse
firme en medio de un ambiente hostil; en medio de dificultades que sobrevienen
en la vida y con las que no contábamos.
Estamos hablando de un amor diferente al del
mundo… En este broche final del himno al amor, parece que llegamos a la cima de
un amor “hasta el extremo”. El sentido de “todo lo soporta” no es “bueno… es
capaz de tolerar algunas cosas molestas”. No, no es este el significado. Una
vez más se repite, esta palabra: “todo”.
El amor todo lo soporta apunta a una
resistencia activa ante todo lo que se opone al amor. El amor nos impulsa a
elegir una y otra vez el camino del amor, rechazando el conformismo, el “ya he
hecho bastante”.
REFLEXIÓN
La vida humana, Don precioso de Dios
Comencemos por el principio: ¡Mírate! “Conócete
a ti mismo”, invitaba la máxima griega. No eres algo; ¡eres ALGUIEN! Tienes la
dignidad de persona. Eres capaz de conocerte, de poseerte, de darte libremente
y entrar en comunión con otras personas; eres llamado, por gracia, a conocer y
amar a tu Creador (Catecismo, 357). Cuando el hombre entra en esta verdad interior y
descubre el misterio, la admiración y el agradecimiento brotan de su corazón.
Cada vida humana aparece ante nosotros como algo único, irrepetible e
insustituible. Tu dignidad de persona humana no depende de tus
capacidades o habilidades, ni de tu eficiencia, ni de tu suficiencia; tampoco
de tu status, de tu dinero, de tu bondad, de tu fama, de tu forma física o salud;
ni de tu edad, de que seas joven o
anciano… El valor de la vida no
se puede medir en relación con ningún objeto, ni siquiera en comparación con
ninguna otra persona, es en este sentido, un valor absoluto. Entonces, ¿de qué
depende?
La Palabra de Dios nos ilumina. “Dijo
Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza… Varón y
mujer los creó” (Gen 1, 26). La singularidad de la criatura humana, con
respecto a todo lo creado -animales, plantas, universo…- radica en ese vínculo
que la une con el Creador. Porque en el hombre se refleja la realidad misma de
Dios. Por
eso, cada persona es sagrada, porque ha sido creada por Dios a su imagen, es
amada por Dios y tiene su fin último en Él. ¡Eres una maravilla del AMOR!
“La
vida humana es sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción
creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador,
su último fin” (Catecismo, 2.258).
El amor es fecundo, abierto al don de
la vida
¿Qué
es la fecundidad? Es la capacidad de
dar fruto y brindarlo generosamente. Es una capacidad de la persona, de la
pareja y de la comunidad. Es una cualidad intrínseca de la comunión conyugal;
es un don, un fin del matrimonio, pues el amor de los esposos tiende naturalmente
a ser fecundo.
Para poder captar el significado de la
fecundidad tenemos que remontarnos a la
fuente de la vida. En la fuente de la vida está Dios, que es el Dios de la vida. Puede que una imagen ayude… Ves un estanque,
¿verdad? La piedra cayó al agua; hay una fuerza tal en ella que lo transforma
todo. El estanque tranquilo empieza a moverse y a una onda sigue otra y otra… Así
comienzan a difundirse y a propagarse. La sucesión de ondas transmiten un
dinamismo, un movimiento. Si -como hemos dicho- Dios es la fuente de la vida,
¿qué es esa fuerza capaz de transformar la quietud en movimiento, de crear lo
que no existían? El Amor. El Amor infinito de Dios. ¿Por qué? Porque el Amor de Dios es expansivo, como una bomba; siempre crece, todo
lo llena. Es un amor que se multiplica,
un amor creativo, que da vida… en definitiva: un amor fecundo.
Pero ¿de dónde proviene la fecundidad de los
esposos? Surge y se alimenta de un amor
más grande, un Amor con mayúsculas que os precede y os excede, que va más
allá de lo que soñáis y siempre, siempre crece; siempre es joven, pues no puede
acabarse ni pararse; nada lo detiene, como esas ondas del estanque. La pareja no
puede agotarlo en sí misma; no puede consumir ella misma el amor. El amor de
Cristo es la “fuente” del amor de los esposos, del amor conyugal.
El amor conyugal participa de las
mismas cualidades del Amor con que Dios ama: es un amor personal (con nombre propio), es irrevocable (para siempre), no
depende de lo que tú hagas (es fiel)
y está abierto a la vida (es
fecundo). Podríamos decir que, en cierto modo, los esposos son fecundos porque
fueron alcanzados por la onda expansiva
del Amor de Dios y participan de Su fecundidad.
El don
del hijo
Toda buena noticia comienza por un
anuncio de vida. Cuando todavía el hijo está en el vientre, se anuncia la
noticia: ¡Vamos a tener un hijo/a!
Este hijo es esperado con alegría, con asombro.
El hijo es fruto y signo del amor de los cónyuges. Un amor que no se agota dentro de ellos sino que los hace “capaces de la
máxima donación posible, por la cual se convierten en cooperadores de Dios en
el don de la vida a una nueva persona humana”.
Los
hijos nacidos de su unión no están formados únicamente a imagen de sus
progenitores, sino a imagen de Dios. Dar origen al alma espiritual no está al
alcance del poder del hombre: cada alma es creada directamente por Dios. Cada vez que se engendra una vida humana,
comienza a existir un nuevo ser humano que es, a la vez, material y espiritual:
formado a imagen y semejanza de sus padres y de Dios. No se
corresponde a la grandeza de esta llamada buscar la unión de los esposos
suprimiendo artificialmente la fertilidad, como tampoco lograr la fertilidad
artificialmente -mediante la fecundación in vitro, por ejemplo-, evitando la
unión de los esposos.
El hijo
es un don:
·
Para
el recién nacido su vida es el primer don del Creador a la criatura.
·
Para
la familia, el hijo se convierte en don para sus hermanos y padres, enriqueciendo
el dinamismo familiar. La paternidad y la maternidad transforman desde dentro a
los propios cónyuges; enriquece y hace más plena la humanidad de los esposos y,
por tanto, de la pareja.
·
Para
la sociedad los hijos son el “mañana”. “Una sociedad -decía el Papa Francisco-
que no se rodea de hijos, que los considera un problema, un peso… no tiene
futuro”.
Esta dinámica del don,
nos lleva a comprender que los hijos no nos pertenecen y a superar un amor
posesivo y egoísta hacia ellos. Un hijo es amado por ser hijo: no porque sea
bello, sano, bueno; no porque piense igual que yo o encarne mis deseos.
“El don de un nuevo hijo, que el Señor confía a papá y mamá,
comienza con la acogida, prosigue con la custodia a lo largo de la vida terrena
y tiene como destino final el gozo de la vida eterna”. (Papa Francisco)
Engendrar una
nueva vida no es algo simplemente biológico, sino que implica a los padres en
su razón, en su voluntad y en su dimensión espiritual. La paternidad o
maternidad responsable consiste en utilizar la inteligencia rectamente en la
transmisión de la vida. Es un proceso de discernimiento que corresponde a los
esposos, de mutuo acuerdo, y que supone buscar, de manera consciente y
generosa, la voluntad de Dios sobre la dimensión de la propia familia y decidir
el modo concreto de realizarla, respetando los ritmos de fertilidad que Dios
mismo ha creado naturalmente en la mujer.
En medio de una
sociedad hedonista, los esposos han de estar atentos para no convertir la paternidad responsable en
“paternidad confortable”. La amistad con Cristo ordena el corazón, por
eso los esposos han de cuidar su relación con Dios para mantener su amor
siempre joven y conocer la doctrina
cristiana, formando su conciencia con criterios firmes, acudiendo a la oración
y a los sacramentos para poder acoger la propuesta que Cristo les hace y la
Iglesia les transmite.
Ø Y si no vienen los hijos…
¿qué?
Se puede no tener hijos y, sin embargo,
ser muy fecundos. La fecundidad de los esposos no se reduce a la simple generación
biológica; junto a la fecundidad biológica existe una fecundidad espiritual. Una
pareja verdaderamente estéril es aquella replegada sobre sí misma,
espiritualmente infecunda.
Cuando
la mirada se oscurece…
El hombre de hoy se halla desorientado,
inmerso en un círculo vicioso. Al renunciar a su origen y perder el sentido de
Dios, la VIDA del hombre tiende a perder también su propio sentido. Incapaz de
descubrir quién es, la dignidad y valor que su vida posee, queda sin
referencias para comprender la belleza y plenitud de su llamada a la comunión
interpersonal, varón-mujer, y por ende a la fecundidad que se le regala.
Sin la visión de Dios, el hombre se
cree la fuente de la vida y limita la
dignidad de la vida a parámetros de
calidad y eficiencia generando una sociedad donde hay vidas que merecen ser vividas mientras
que otras no. Los más débiles, los embriones, los niños que aún no han nacido,
quienes tienen una discapacidad, los ancianos y niños enfermos sin cura… se
“descartan”, pasan a ser menos dignos de vivir, eliminando así el primer y
fundamental derecho de todo hombre, el derecho a la vida, sin el cual no puede
ser sujeto de ningún otro derecho.
Se fomenta un temor egoísta a los
hijos, lo que desemboca incluso en la consideración del hijo como un mal o como
un intruso que ha de evitarse; no se ve ya “como una bendición, sino como un
peligro del que hay que defenderse”. Aparece también la absolutización del
deseo personal como único criterio, que implica la consideración del hijo como
un derecho, como un objeto o como un producto. Al tiempo que, defendiendo una
falsa libertad individual se legitiman como “derechos” los atropellos contra la
vida humana naciente o terminal o se enmascaran bajo una malentendida forma de
altruismo y piedad humana.
La verdad os hará libres
ü
El hijo no es un derecho ni tampoco un sustituto
afectivo.
ü
El hijo siempre es un bien, no importa en qué momento llega, ni si está sano o
enfermo, ni si es más capaz o menos.
ü
El aborto nunca es una solución. Apostar por el
hijo es la mejor apuesta. El dolor y las dificultades que tiene que vivir la
madre que aborta son mayores que los de la madre que completa su
embarazo
ü
El aborto hiere profundamente a la mujer en su
espíritu, en su alma… pero ¡hay esperanza!
ü
El miedo a la muerte, cuando no se encuentra
sentido al sufrimiento, genera una angustia vital inmensa. Siempre será más
humano iluminar y acompañar este proceso que proporcionar los medios para
provocar intencionadamente la muerte como proponen los defensores de la
eutanasia.
ü
A
la pregunta sobre cuándo comienza la vida, así responden genetistas, médicos,
biólogos moleculares y biólogos celulares: “La fecundación es el momento en que
empieza a vivir un nuevo individuo humano. El cigoto o el adulto son
científicamente el mismo individuo humano en distintas edades. En el momento de
la fecundación, se genera una nueva vida, genéticamente distinta del
espermatozoide y el óvulo, y por lo tanto, del padre y de la madre” (Manifiesto de Malta, abril 2018).
ü
El
embrión no es simplemente un conjunto de células. La ciencia evidencia la
condición humana del embrión, su autonomía respecto a la madre (guía su propio
desarrollo con autonomía de la madre desde el primer día) y su correlato en los
derechos del no nacido como persona desde la concepción. El argumento abortista
"hago con mi cuerpo lo que quiero" queda fuera de lugar. El cigoto no es "cuerpo"
de nadie sino de sí mismo. Así lo demuestra el experimento "Auto-organización del embrión humano en
ausencia de tejido materno", publicado en Nature Cell Biology.
ü
Nada hay más débil e indefenso que el embrión
humano. No existe causa que pueda justificar que el fuerte instrumentalice y
abuse del débil.
DIÁLOGO
Compartimos
por parejas sobre el tema y sobre estos puntos:
Ø Uno de los requisitos para que exista sacramento del matrimonio es la
apertura a la vida. Por eso, una de las preguntas previas al sacramento es:
¿estáis dispuestos a recibir de Dios responsablemente y amorosamente los hijos
y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?
Ø ¿Hemos hablado entre nosotros de este tema? ¿Estamos de acuerdo o hay
diferentes criterios?
ORACIÓN FINAL
Señor
Dios,
haz
que nuestro amor
sea
fecundo.
Te
reconocemos como el Dios de la vida,
que
nos invita con ternura a dar vida.
Necesitamos
que la voz del Espíritu Santo,
dentro
de nosotros, sea más fuerte
que
la voz del mundo.
Que
tu voz nos haga salir de una vida confortable,
y
nos llene de valentía y audacia.
Solo
un amor así merece la pena.
Solos
no podemos.
¡Ven, Espíritu
Santo!
PELÍCULAS
October baby (2011)
Wonder (2017)
ORACIÓN
“El
amor es paciente, es servicial, el
amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza,
no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se
alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1Co 13, 4-7)
El amor no pasa nunca
Esto se vive y se cultiva en medio de
la vida que comparten todos los días los esposos entre sí y con los hijos. De
este modo, ante las dificultades que se presentan, el amor luchará para vencer
a través de la paciencia, el servicio, la humildad, la amabilidad, el perdón,
la alegría, la comprensión, la entrega…Todos estos son los otros nombres que
tiene el amor cotidiano.
El amor siempre y “a pesar de todo”. Esto es
lo que garantiza la victoria. Optar una y otra vez por amar. Vencer al mal con
el bien.
En la vida familiar, hace falta
cultivar esta fuerza del amor y persistir en él de manera tenaz. Habrá fallos,
torpezas, heridas, desencuentros,
incomprensiones, equivocaciones… pero una y otra vez hay que volver a este
camino que nos marca la Palabra de Dios.
Es camino seguro de felicidad. No hay
plenitud, ni gozo ni esperanza fuera del amor. “Y la Palabra se hizo carne y
habitó entre nosotros y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe
del Padre como Hijo único, lleno de gracia y verdad” (Jn 1, 14).
REFLEXIÓN
El 22 de noviembre del año 1981 se
publicó la Exhortación Apostólica
“Familiaris Consortio”, que significa Familia
Comunidad. Fue escrita por S. Juan Pablo II. Es como la Carta Magna de la
Iglesia sobre la familia, porque en ella se explican las líneas principales
sobre el matrimonio y la familia. El Papa S Juan Pablo II es como un profeta
que nos anima a vivir este proyecto de Dios. Estamos escuchando muchas voces,
muchos caminos y él dice en un momento en esta carta: “¡Familia, sé lo que eres!
- Y... ¿qué eres, familia?
-
Eres comunidad de vida y amor.
Esta es una definición que sigue
marcando y señalando la esencia de la familia: el amor. Es comunidad de vida
porque los miembros de una familia no se unen transitoriamente. Su relación
perdura durante toda la vida, para siempre. Es comunidad de amor porque el amor
constituye el eje principal de la familia. Es su característica esencial. No se
trata de un amor romántico o simplemente afectivo, sino un amor auténtico, que
compromete todo el ser de la persona e impregna toda la vida familiar.
¿Qué está pasando hoy en esta
comunidad de vida y amor? ¿Cuáles son las problemáticas que más le afectan? Sin
duda alguna la crisis económica, el empobrecimiento creciente y la situación de
desempleo, deterioran seriamente la vida familiar. Estos factores atentan
contra una alimentación adecuada, una educación de calidad, vivienda digna,
salud… y hacen más difícil que las familias jóvenes salgan adelante.
A estos problemas se le suman la
violencia intrafamiliar, los divorcios, la paternidad y maternidad
irresponsable…
Sin embargo, ante este panorama tan
preocupante, también hay familias que son santuarios de vida, amor y esperanza,
que procuran ser un espacio de crecimiento y convivencia; practican diariamente
el diálogo, invierten tiempo y dedicación en la educación de sus hijos/as,
viven en fidelidad matrimonial, comparten todos los bienes y se ayudan
mutuamente.
El amor antes que nada
El amor es esencial en la vida de
familia; es el eje de las relaciones dentro de la familia. Amar y ser amado es
la gratificación de los padres, los esposos y los hijos: el amor impulsa y
recompensa el sacrificio de los padres; amor agradecido brota en los hijos al
experimentar cuánto hacen por ellos sus padres; los lazos de sangre entre
hermanos potencian el amor, convertido en fraternidad. Sin olvidar la presencia
de los abuelos que enriquecen y aportan sabiduría y ternura a la vida familiar
y, en muchos casos, sostienen y colaboran en el cuidado de los nietos. Dios se complace en la familia y se manifiesta
fiel generación tras generación.
Lo que hace el amor:
➔ El
amor te acepta tal como eres.
➔ Se
preocupa por ti, quiere saber que estás bien.
➔ Te
anima a que creas en ti mismo.
➔ Guarda
los secretos: tus confidencias están a salvo.
➔ Ora
por tus necesidades y por tu crecimiento.
➔ Comparte
contigo su ser, mostrándose tal como es.
➔ Te
dice la verdad siempre y con honestidad.
➔ Es
exigente y tierno, según las necesidades.
➔ Se
ríe mucho, siempre contigo, nunca de ti.
Los
NO del amor:
● No te culpa ni guarda rencor.
● No te da consejos que no hayas pedido.
● No te juzga.
● No te chantajea con rabietas, llantos
ni gritos.
● No necesita tener siempre razón,
ni todas las respuestas.
● No recuerda todas las cosas que has
hecho mal.
● No te usa para sus propios fines y
luego te rechaza.
● No hace que te justifiques una y otra
vez.
● No te tolera como si hiciera un favor.
● No socava tu confianza en ti mismo.
Con los hijos, el matrimonio se
convierte en familia; la convivencia conyugal en hogar doméstico. La familia es
el ambiente propicio para el surgimiento de la vida humana, su educación y
realización cristiana.
Dos
testimonios
“Cuando nos casamos, hace 35 años ya,
decidimos que íbamos a bendecir la mesa y a enseñar a hacerlo, algún día, a los
hijos. Que íbamos a rezar juntos por las noches y a hacerlo con nuestros hijos.
Que ellos serían bautizados, los acompañaríamos en la preparación de la Primera
Comunión, de la Confirmación…
Tenemos claro que solo con eso no
estaría cubierta nuestra espiritualidad. Además, nos hace falta la misa
dominical, la reconciliación periódica, los encuentros en grupos y tantas otras
instancias que fueron llegando a través de los años.
Cuando un embarazo no llegó a
término, antes de que me ingresaran para el legrado, pedí la Unción de los Enfermos…
Cuánta paz llevé, yo que nunca había sido anestesiada y, antes de este
sacramento, estaba asustada.”
“Los valores que se viven en mi familia
son la tolerancia, la paciencia, la escucha activa, el respeto, el perdón, el
apoyar al otro. Como cuando, en momentos de prueba, alguno de los miembros de
nuestra familia no encuentra una salida, una solución y se angustia, los otros,
nosotros, estamos apoyándolo con palabras de ánimo.
Cuánto hemos aprendido de nuestros
hijos y seguimos aprendiendo… Lo leales que son con sus amigos, la alegría en
el trabajo. Como padre, pienso y veo que aquellos valores en los que creí
siempre han caído en tierra fértil. Nuestros hijos han aprendido y viven la
fidelidad, la lealtad, la escucha activa, el perdón en el día a día.” (J. y C.)
-o-o-oOo-o-o-
“Hace dos años decidimos casarnos por la
Iglesia católica. Él no es creyente, yo sí. Entonces nos casamos por la Iglesia
católica. Esa es su manera de apoyarme en mi fe. Después, cuando bendecimos los
alimentos, me acompaña respetuosamente y, al final, dice “Amén”. Hemos
bautizado a nuestra hija. Él confirma que quiere educarla en esta fe y me apoya
a mí. Me acompaña cada domingo a la Eucaristía.
Los valores cristianos son para
nosotros muy importantes, dice mi esposo que le gusta leer, investigar sobre
ellos, que él coincide con la moral cristiana. Por eso decidimos casarnos,
porque tenemos una unión en ese pensar. Son esos valores en los que intentamos
crecer, basar las raíces de nuestra familia.
Una cosa clave que aprendimos en las
charlas prematrimoniales, que nos cambió la vida es priorizar a la pareja antes
que a los hijos. Cuando los hijos crecen, se van; queda el matrimonio, que es
el origen y el fin. El amor a los hijos se demuestra con el amor entre la
pareja. Esto intentamos aplicarlo siempre. Cuando nos despedimos, delante de
nuestra pequeña, con un beso, cuando nos servimos el uno al otro, nos ayudamos
en tareas, le vamos demostrando a ella que nos amamos y pensamos hacerlo con
los hijos que vengan. Así los hijos se sienten amados, también. A veces,
podríamos pensar que tenemos que dejar la pareja de lado para demostrar a los
hijos amor y es a través del amor a la pareja como realmente se puede
demostrar. Aunque también hay tiempo para los hijos… pero lo anterior es la
base.” (A. y M.)
DIÁLOGO
Compartimos en grupos de 2 ò 3 parejas sobre nuestra familia de origen,
tratando de reflexionar cómo estamos marcados por ella, tanto en lo positivo
que nos han aportado como en las carencias que hemos vivido en su seno.
Ø ¿Qué valores viví en mi familia de origen que me van a ayudar a
construir mi propia familia?
Ø ¿Qué contravalores, carencias o deficiencias viví en mi familia de
origen y no quiero transmitir a mi propia familia?
ORACIÓN FINAL
(P. Ignacio
Larrañaga)
Señor
Jesús,
Tú
viviste en un hogar feliz.
Haz que
podamos construir también nosotros
un
hogar feliz.
Extiende,
Señor Dios, tu toldo de amor
que
cobije y proteja a todos los de la casa.
Que los
hijos se sientan amados…
Aleja
de ellos el egoísmo y la ingratitud.
Haz,
Señor, que los mayores
tengan
siempre un lugar y se sientan respetados.
Inúndanos
de paciencia y comprensión,
y de
una generosidad sin límites.
¡Que
sea la paz la reina de nuestro hogar!
Amén
VIDEO
“Soy amante”. Colección de videos
sobre el amor.
Seleccionaremos para este tema el de San Valentín 2014. (http://www.soyamante.org/videos.html)