Retiro de Música y Alabanza en Sevilla para la RCCE
“Sed vosotros mismos el canto que vais a cantar. Canto nuevo, vida nueva” (S. Agustín)
Dios mediante, los días 25 y 26 de junio próximos , Montse y Javier dirigirán en Sevilla un RETIRO de la RCCE destinado a los Ministerios de Música y Alabanza de la Archidiócesis de Sevilla.
La música es un excelente medio para comunicar lo más precioso que tenemos: Jesucristo. Es un medio de expresión que se cuela fácilmente en cualquier ambiente o lugar; los discursos cansan, pero la música conserva esa capacidad de "enganchar" a personas de todas las edades y condiciones.
Nuestra música ha de transmitir quién es Dios para nosotros y qué ha hecho por nosotros. Debe reflejar una vida transformada por el poder de Dios, de un Dios vivo y verdadero; y suscitar sed de vida, de verdad.
La música y la experiencia de Dios viven juntas, porque la música es lenguaje de Dios. Los cantos tienen la propiedad de la perennidad; son profecías vivas que no mueren. La música permite la evocación de la acción de Dios en todo momento y circunstancia. La revelación de Dios, su palabra, su acción… llega mucho más lejos en el tiempo y el espacio cuando viene cantada, “musicada”; en cualquier momento o lugar podemos ponernos a cantar y tocar, a evocar la gracia vivida o abrirnos a la gracia nueva que Dios nos quiere dar. La música se pone al servicio de la Palabra para regar la tierra y hacerla germinar.
La música es un excelente medio para comunicar lo más precioso que tenemos: Jesucristo. Es un medio de expresión que se cuela fácilmente en cualquier ambiente o lugar; los discursos cansan, pero la música conserva esa capacidad de "enganchar" a personas de todas las edades y condiciones.
Nuestra música ha de transmitir quién es Dios para nosotros y qué ha hecho por nosotros. Debe reflejar una vida transformada por el poder de Dios, de un Dios vivo y verdadero; y suscitar sed de vida, de verdad.
La música y la experiencia de Dios viven juntas, porque la música es lenguaje de Dios. Los cantos tienen la propiedad de la perennidad; son profecías vivas que no mueren. La música permite la evocación de la acción de Dios en todo momento y circunstancia. La revelación de Dios, su palabra, su acción… llega mucho más lejos en el tiempo y el espacio cuando viene cantada, “musicada”; en cualquier momento o lugar podemos ponernos a cantar y tocar, a evocar la gracia vivida o abrirnos a la gracia nueva que Dios nos quiere dar. La música se pone al servicio de la Palabra para regar la tierra y hacerla germinar.
Oramos por los frutos de este Retiro...
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