Comunidade Caná

Comunidad Católica de Alianza integrada por familias en el seno de la Renovación Carismática

Bendecidos... entregados

By 3:55


"Éste es mi Hijo amado” 
(Mc 9, 2-10)
-El Espíritu de Dios pronuncia estas palabras sobre nosotros-

Para llegar a sentirnos amados, debemos recorrer un camino que tiene cuatro pasos:

1º Sentirnos ELEGIDOS:

EL MUNDO elige a los mejores. Dice: “no eres nada especial”. Mira la apariencia. Vales según tienes. DIOS elige a cada ser humano. Lo llama hijo/a."Te llamo por tu nombre, eres precioso". Mira el corazón. Vales por tu condición de hijo de Dios.

Hay una lucha entre la voz de Dios y la voz del mundo. Tres medios para luchar:
1/ Desenmascarar al mundo destructor, competitivo, amigo de rivalidad... 2/ Buscar personas, lugares donde la verdad de Dios sea dicha, donde se nos recuerde nuestra identidad de elegidos. 3/ Celebrar nuestra condición de seres elegidos por Dios. Con agradecimiento y alabanza. Dejar la amargura, la queja, el pesimismo y transformarlo en gratitud, bondad, comprensión, entrañas de misericordia.

SER ELEGIDOS NOS HACE DESCUBRIR QUE LOS DEMÁS TAMBIÉN SON ELEGIDOS
El amor de Dios incluye, no excluye

2º Sentirnos BENDECIDOS:

Bendecir es “decir bien”. Importante la bendición de los padres a los hijos, de los maestros a los alumnos, de los hermanos en la Fe... Bendecir es afirmar. La bendición produce aquello que dice.Bendecir y ser bendecido son los dos extremos del mismo hilo. La bendición no es halago ni adulación. Nos protege de la adulación y del vituperio, del fracaso y del triunfo y nos pone en nuestro sitio frente a Dios.Nos pone en nuestro sitio frente a nosotros mismos que somos cambiantes de humor. Escucha la bendición que Dios pronuncia sobre ti cada día. Siente la presencia de Dios en tantos detalles. Las dificultades grandes hoy: las prisas, el estrés, la superficialidad. No nos dejan llegar a encontrarnos con Dios en este aspecto profundo.

3º Todos somos seres ROTOS:

Ha habido en nuestra vida heridas, sufrimientos, dificultades, desamores, incomprensiones que han tocado nuestro ser más profundo. Nuestro dolor es algo profundo y muy personal. Cuando alguien comparte su dolor y se abre al otro es difícil hablar porque sentimos impotencia.Cada uno debe asumir su condición de ser roto. No huír del dolor sino abrazarlo. El sufrimiento físico, psíquico o emocional está considerado un intruso que hay que evitar a toda costa. Con esto caemos en la evasión y nos alejamos de nuestra identidad: somos elegidos, bendecidos y rotos.

Dos medios para mantenernos en pie:
> Poner nuestra ruptura bajo la bendición de Dios.
> No perder energías en esconder nuestras debilidades, incapacidades, impotencias. Dios nos espera en la confesión; y en la apertura a los otros. Gracia de la oración en familia: todos débiles, imperfectos podemos pedir perdón a Dios y a los nuestros y seguir caminando.


4º ELEGIDOS, BENDECIDOS, ROTOS... para ser ENTREGADOS:

Nuestra realización más completa consiste en darnos a los demás. Nuestra capacidad de dar, nuestra ofrenda aumenta una vez que somos rotos y permitimos a Dios bendecir ese sufrimiento. Donde está tu herida está tu don. Una persona ha sufrido depresiones se conmueve y da algo de si misma a alguien que está pasando este problema.

¿Qué tenemos que dar? Nuestra vida es el mayor don. No nuestros talentos, cualidades, capacidades. No digamos: ¿qué podemos ofrecernos?, sino ¿qué podemos SER el uno para el otro? ¿quién es el que más me ayuda? El que desea compartir su vida conmigo. Este primer aspecto lleva consigo el último. Entregar nuestra muerte por los demás. Esta vida es preparación para una muerte en Cristo.
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Hemos sido ELEGIDOS, BENDECIDOS, ROTOS y ENTREGADOS
para convertirnos en PAN para los demás
-alimento espiritual que permanecerá para siempre-


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