Profecía en la mirada...
Desde el primer Pentecostés, la Iglesia
existe para evangelizar. Así fue la noche del fuego, del agua y del viento en Compostela,
preparada por el Grupo “Veni Creátor” (RCCE).
El atrio de San Fructuoso se llenó de gente. “De toda raza, lengua, pueblo y nación…”
Había, entre otros, peregrinos y turistas; misioneros, religiosas y sacerdotes
católicos; familias de “Comunidade Caná”; fieles de la Parroquia; familias y
jóvenes evangélicos; familias de la Fraternidad católica de “Familias
Invencibles”; misioneros de “Juventud con una misión” (JCUM); la Comunidad cristiana
“Buenas Noticias” de Santiago, representada por su Pastor y otros hermanos y
hermanas; hermanos y hermanas de los Grupos de Oración (RCCE) de Boiro,
Pontevedra, Moaña y Santiago…
“De repente, se produjo desde el cielo un
estruendo, como de viento que soplaba fuertemente y llenó todo aquel lugar”
(Hch 2, 2). Y escuchamos: ¡Abramos paso en nuestros corazones para que pueda
pasearse en ellos el Espíritu Santo! ¿Quién es insustituible en la Iglesia? ¡El
Espíritu Santo! ¿Quién es el único Señor? ¡Jesús! Entonces digamos, hermanos y
hermanas: ¡Jesús es el Señor! Alabemos a Jesús, aclamemos con fuerza al
Espíritu Santo. ¡Ven, Espíritu Santo!
Hombres
y mujeres de todo lugar: de Alemania a Cee, de Madrid a Bogotá. De toda edad:
de dos gemelos de meses a octogenarios. Expectantes ante aquel pequeño
Cenáculo. En comunión con nuestros hermanos de distintas expresiones carismáticas
de todo el mundo, reunidos con el Papa en Roma, celebrando el comienzo de un
tiempo nuevo. El tiempo del Charis. El tiempo de la Gracia.
Católicos y evangélicos juntos, como hijos de
un mismo Padre, como hermanos amados del Hijo, vivificados y renovados por el
Espíritu, unidos para orar, alabar, adorar… y gozarnos en libertad de los hijos de Dios; “porque ninguna condena pesa ya para los que
están en Cristo Jesús, pues la ley que da vida en él me ha librado de la ley
del pecado y de la muerte” (Rom 8, 1-2).
¡Ha venido el Espíritu Santo! ¿A qué? A
mostrarnos que Él es el único que tiene el poder para cambiar nuestros
corazones. Nos dice el Espíritu Santo: ¿Y si volvemos a empezar? ¿Y si te hago
de nuevo? Entramos en el Cenáculo de San Fructuoso como discípulos inseguros y
temerosos, y salimos como Apóstoles que anuncian la Buena Nueva al mundo:
¡Cristo, vivo y resucitado!
Luis Bermúdez, Inma Tamayo, Alfonso Cherene, Montse
de Javier y Miguel Castaño han proclamado la Palabra, han predicado, han
intercedido y clamado al Señor, poniendo voz a todo un pueblo: muestra preciosa
de la diversidad reconciliada que pide nuestro Papa Francisco. Un ministerio de
música formado por católicos y evangélicos: jóvenes, niños y mayores.
El
sacerdote salesiano Eugenio González, ayudado por el seminarista Santi Núñez, ha
expuesto solemnemente a Jesús Eucaristía y lo ha paseado por en medio de su
Pueblo. Otro sacerdote, Domingo Ramiro Canabal Castro, que ha sido misionero en Vietnam y cumplía 82 años, estuvo acogiéndonos en el Sacramento de la Reconciliación durante
toda la Vigilia.
“La Iglesia
que nace en Pentecostés es una comunidad que suscita estupor porque, con la
fuerza que le viene de Dios, anuncia un mensaje nuevo -la Resurrección de
Cristo- con un lenguaje nuevo -el universal del amor-. Un anuncio nuevo: Cristo
está vivo, ha resucitado. Un lenguaje nuevo: el lenguaje del amor” (Papa
Francisco).
Al fondo del templo, nuestro Obispo D. Jesús
Fernández, orando y contemplando. "Id
al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación" (Mc 16,
15). Y el mundo entero... viene a Santiago.
Lo acabamos de ver en San Fructuoso. ¡Llenaos de gozo y asombro, porque algo
nuevo comienza entre nosotros!
Javier de Montse - Comunidade Caná
3 comentarios
Bendecimos al Señor porque la Renovación Carismática está viviendo un kairós. Un momento crucial. La acción lúcida y decidida del Papa Francisco ha dado lugar al CHARIS: comienza un tiempo nuevo en España. También en Galicia. El Espíritu de Dios se mueve con fuerza, venciendo la parálisis, los miedos, la rigidez... Se van abriendo rendijas por las que se cuela la gracia: promover el bautismo en el Espíritu, el ejercicio de los carismas y la dimensión ecuménica de la Renovación Carismática sirviendo a la unidad de los cristianos; fomentar la comunión de corazón y de acción entre diferentes realidades dentro de nuestra gran familia carismática. En Galicia nos reconocemos -al menos- cuatro, dentro de esta corriente de gracia: una Asociación de Grupos de Oración (RCCE), una Fraternidad (Familias Invencibles) y dos Comunidades de Alianza (Comunidad Madre de Dios y Comunidade Caná).
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