Comunidade Caná

Comunidad Católica de Alianza integrada por familias en el seno de la Renovación Carismática

Las perlas de la Casa

By 7:33 ,

"El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra" (Mt 13,45-46)

Cuando pedimos a nuestros hijos que hagan una lista de cosas buenas y cosas malas de ellos mismos, seguramente la lista de las cosas malas se hará muy extensa, especialmente entre los adolescentes. También nos ocurre a nosotros... ¿Cómo podemos educarnos en valorar más lo que Dios nos ha regalado que nuestros defectos? Tenemos que rodear nuestras heridas con ese amor-nácar de Dios para conseguir que nos convirtamos en la perla que Dios quiere.

Es bueno recordar que las perlas se generan cuando un poco de arena se introduce en la carne de la ostra y se empieza a producir nácar alrededor para protegerla. A menudo nos herimos en nuestra familia y hacemos y decimos cosas que nos hacen daño. La buena noticia es que nosotros podemos producir ese nácar que nos regala Dios cuando le dejamos entrar en la pobreza de nuestras torpezas y se las ofrecemos.

Escuchaba el otro día a Olalla en el programa Alborada de RTVE, cómo hay una tribu que cuando alguien hace algo perjudicial para la comunidad , le llevan al centro de la aldea y le rodean en un círculo, no para reprenderle, sino para “reconectarle” y recordarle su naturaleza de bien y le dicen todo lo bueno que ha hecho y que quizá no ha sabido poner en valor. ¡Esto es fantástico! Es lo que hace Dios: nos mira con la perspectiva de lo que estamos llamados a ser. ¡Cómo cambiarían nuestras familias si hacemos esta corrección no metiendo el dedo en la llaga, sino dando un bálsamo de palabras dulces!

Debemos escuchar atentamente las palabras de Dios en nuestro corazón y creer de verdad que somos esa perla por la que Dios ha dado todo. Ese todo es su propia vida. El mercader de la parábola entrega todos sus bienes. Eso ya es mucho; pero, como siempre, Dios nos está pidiendo un cambio de corazón en nuestra vida. ¡Hemos de corregirnos con el Amor de Dios!


DINÁMICA:

 1.   A la palabra “Sawabona” -que significa yo te respeto, te valoro y eres importante para mí- todo el mundo responde “Shikoba", que significa “yo soy bueno y existo para ti". Entonces,  todo el mundo se coge de las manos y forma un círculo.

2.  El primero que ha dicho Shikoba saldrá al centro.

3.  Si hay empate todo el mundo agacha la cabeza y el que dirige el juego dirá Sawabona y todos responderán Shikoba alzarán la cabeza dirigiendo la mirada a alguien, las miradas que se crucen saldrán al centro: primero uno,  luego el otro.

4.  Todo el mundo dará gracias por esa persona, diciendo algo bueno de ella. 

Como nos dijo el Papa Francisco en una catequesis familiar el 13 de mayo de 2015, practiquemos este círculo con las variantes de permiso, gracias y perdón, para recordar a nuestros hijos lo importante de estar envueltos en estas palabras en nuestro día a día familiar, porque ellas nos ayudan a crear el nácar de la perla preciosa que somos para Dios.

PD: La perla de mi casa es sin duda Susana, mi mujer: se ha ido recubriendo del nácar de Dios con los años.

Fernando de Susana - Comunidade Caná

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