Al comenzar el año...
Es un tópico que comenzamos el año llenos de buenos deseos y propósitos; la mayoría de ellos no llegarán a buen puerto porque no son deseos “siderales”, no son deseos del cielo (en la raíz del verbo desiderare, “echar de menos”, está la palabra sidus, sideris, “astro”). Esto lo explicaba Munilla en una charla sobre las virtudes y me quedé con la copla, yo me acojo a esta idea de deseo que queda lejos de otra raíz, “sedere”, estar sentado, de la puede venir la palabra desidia.
Se trata por tanto ,este comienzo de año de no acomodarse a los deseos del mundo: salud, dinero y amor -todo en bajo rango-, sino deseos que tengan por base la Fe, la Esperanza y la Caridad. “No os amoldéis al mundo actual, sino sed transformados mediante la renovación de vuestra mente. Así podréis comprobar cuál es la voluntad de Dios" (Rom 12, 2). Si nuestros deseos se ordenan a las virtudes, tendrán éxito y sentido, sin importar donde lleguemos en su logro, porque Dios va a suplir. Nos lo sigue recordando a través de San Pablo: “Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad” (2Cor 12, 9).
Entre los jóvenes con que me relaciono hay muchos con tratamientos por ansiedad. Nadie les explica a nuestros jóvenes (yo trato de hacerlo) que nosotros no controlamos todo y que nuestra vida está en manos de Dios; y no un Dios cualquiera, sino un Dios hecho carne, niño, cordero, lleno de misericordia. Así que... joven y familia: vivid tranquilos, porque si algún famoso te cuenta que has de luchar por tus sueños y de que con esfuerzo todo se consigue, no hagas caso. Todo esto es una media verdad (”Querer no es siempre poder”) muy frustrante y destructiva. Hoy predomina mucho una escuela de pensamiento positivo y autodesarrollo personal, que acaban en una esperanza y victoria líquida, porque es mundana.
Los cristianos soñamos con un sentido más alto de vivir nuestros deseos y sueños al amparo de la gracia, combatiendo a los 7 reyezuelos (pecados capitales) que intentan reinar en nosotros con las virtudes de la prudencia, templanza, justicia y fortaleza (CIC 1804 y ss). "Poned los ojos en las cosas de arriba, no en las de la Tierra", dice Pablo a los Colosenses (Col 3, 2).
Pues... ¡al tajo! Comencemos el año con nuevos sueños y deseos, pero enraizados en los sueños de Dios, sólo este niño que nos ha nacido genera esperanza, "una esperanza que no defrauda" (Rm 5, 5). De aquí brota la auténtica alegría, que además no deja de ser agradecida a pesar de las dificultades. Aunque vayamos de derrota en derrota (según Tolkien, la Historia es una larga derrota sólo con destellos ocasionales de la Victoria Final), al final sabes que hay una corona de Gloria reservada para ti (Sant 1, 12).
Me gusta mucho la oración Adora y Confía de Teilhard de Chardin. Pero no somos ingenuos... Pienso ahora en tantos que hoy han soñado con un mundo mejor y ven truncadas sus vidas por la violencia de las guerras y las mafias, todas ellas fruto de los oscuros y egoístas deseos de la tierra de Mordor. Hoy, mi hermano sacerdote Gilberto en Venezuela me comunica la muerte (léase asesinato) de Josiah O' Kal, misionero de la Consolata defensor de los indígenas waraos en Venezuela. ¡Bendita sangre de los mártires que sueñan y desean un mundo más justo y fraterno, corderos del Cordero! ¡Bienaventurados seáis!
DINÁMICA:
- ¿Cuáles son los deseos de Dios para tu familia? ¿En qué pequeñas virtudes domésticas os llama a crecer? Aquí tienes un listado.
- Hazte con unos globos, hínchalos y escribe en ellos con rotulador grueso aquellas virtudes que deseáis trabajar con la ayuda de Dios.
- Utiliza la electricidad estática de tu cabello o ropa para dejar el globo un rato pegado al techo, como signo de que todo viene de lo alto.
- Siempre que encuentres el globo otra vez en el suelo, vuelve a frotarlo y ponerlo arriba para pedirle a Dios que te conceda este don.
¡Feliz Año lleno de deseos de Dios!
El Señor nos bendiga, el Señor nos guarde, que nos muestre su rostro y nos conceda la paz. (Nm 6, 24-26). El Señor nos guíe en el camino y nos bendiga, que en nosotros brille su rostro, que lo alabe nuestra vida… (Sal 67).
Fernando de Susana - Comunidade Caná
1 comentarios
Gracias Fernando, esto nos sitúa con los pies en el Cielo y no en las nubes
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