Comunidade Caná

Comunidad Católica de Alianza integrada por familias en el seno de la Renovación Carismática

Un solo corazón

By 21:43 ,

         Un Único Cuore

 

Luigi y Maria Beltrame son un matrimonio que vivió en Roma la primera mitad del siglo XX, padres de cuatro hijos. Fueron declarados beatos el 21 de octubre de 2001 por San Juan Pablo II. Hace un mes, hemos tenido la dicha de conocerlos en el libro “Un sólo Corazón“ que difunde la Comunidad Pequeña Familia de Betania en Orito para un precioso retiro matrimonial de fin de semana.


María y Luigi pronto descubrieron que el corazón de su familia debía ser Jesús. Así, su vida familiar y matrimonial alcanzaba equilibrio y belleza teniendo a Dios como centro. Y el centro del centro es el Corazón de Jesús, traspasado por nosotros y para nosotros.


Sabemos mucho de este matrimonio a través de sus cartas, que fueron diarias durante su noviazgo y después, cuando por razones de trabajo tenían que separarse. Nos revelan experiencias del alma. Cuentan que tras unos primeros años de una ternura apasionada del uno por el otro, Luigi tiene la sensación de perder a María; son como unos celos espirituales hacia Dios que han irrumpido con fuerza en su vida matrimonial . Explica el sacerdote consiliario de la comunidad y autor del libro un pasaje que narra el sentimiento de Luigi al verse apartado de María: “Como si Dios fuese un intruso del cual hay que defenderse para que no se rompa el vínculo del amor con su madonnina. Dios parece que los está separando, como si estuviese partiendo su mutuo amor” (Un solo Corazón, pág 78). 


María ha avanzado en la vida espiritual y se convierte en maestra de Luigi. Ella le escribe en respuesta a esta carta que deja entrever estos celos y le contesta estas palabras: “Piensa en la ternura que tu me inspiras ahora, no tiene comparación con el afecto siempre purísimo e intenso, del pasado. Piensa que no debes esperar al Cielo para unirte conmigo. Sino desde ahora, más que nunca, cada vez más: ¿ comprendes? “


Continúa diciendo María que el amor de Dios asombra, cautiva y confunde porque nos envuelve de tal manera que hace sublime nuestro destino. Nuestro destino como matrimonio es estar cada vez más unidos al corazón de Jesús. Estando en Jesús estamos auténticamente centrados el uno en el otro. Así es el corazón de Dios que nunca separa, siempre une. El matrimonio se une más cuanto más se une a  Cristo en la oración. No es ningún secreto que venimos escuchando en Comunidade Caná y en tantos retiros de matrimonios de nuevo anuncio... ¡pero cuánta necesidad tenemos de escucharlo y sobre todo de activar la gracia para ponerlo en práctica!


También en el Corazón de Cristo nos unimos más a toda la Humanidad, especialmente la sufriente, por quien del costado de Cristo manó sangre y agua acumuladas en el corazón y pulmón por rápidos y continuos latidos, que tratan de bombear la poca sangre que le queda a Jesús después de la efusión continua de la misma desde el momento en que lo capturan en mitad de la noche.


Esto no tiene mucho de amor romántico: es un amor de donación imposible de alcanzar por nosotros, pero sí es posible unidos a Jesús. Y sólo hay una manera de conseguirlo: orando sin desanimarse (Lc 18, 1), incesantemente (Lc 21, 3) y continuamente con toda clase de oraciones y súplicas, animados por el Espíritu (Ef 6, 18).


La vida de Luigi y María nos anima a la tarea más importante de cualquier matrimonio cristiano: rezar juntos, rezar juntos en la Eucaristía, rezar juntos también en la cocina, rezar juntos antes de acostarse (Tob 8, 4). Pedimos a estos beatos que intercedan por nosotros para recibir la gracia de oración matrimonial.


A semejanza de Cristo, Dios tomó del costado de Adán a Eva. "De la costilla que sacó al hombre, el Señor Dios modeló una mujer" (Gén 2, 22). También hay otro texto, que utiliza el término costado. El  profeta Ezequiel tiene una visión en la que del «costado» del templo brota un manantial de agua capaz de hacer surgir vida por donde pasa (Cfr  el Blog del Padre Eduardo 6 junio de 2024).


Llamados a ser un sólo corazón, un sólo cuerpo, un sólo templo en Cristo... invocamos la sangre de su corazón sobre nuestro matrimonio para que nada, ni nadie, nos separe del inmenso amor que estamos llamados a manifestar al mundo.


Dinámica:


1.Vamos a hacer un corazón de papel con mensaje. Click aquí 

2. Dentro de ese corazón vamos a colocar una palabra de vida para nuestro espos@.

3. Vamos a acudir intencionalmente juntos a la Eucaristía un día entre semana de junio.

4. Vamos a poner este corazón a los pies de Jesús en la ofrendas (de manera espiritual, claro).


Fernando de Susana - Comunidade Caná


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